La canasta roja para pan está lista
Las manos de Nila no paran
Hornean felicidad
Flores de papel para el altar
Tejen arcos de cempaxóchiles amarillas
Bordan manteles de mariposas rojas
Campanadas suenan a lo lejos
Anuncian que la hora ha llegado
Hay que abrirles la puerta
Ya llegan, ya vienen
El humo de copal marca el camino
Ya llegan
Se oyen los pasos de azúcar blanca
Las voces del pasado
Las risas se confunden con las campanadas
Entonan su concierto
Anuncian la llegada
El sol se perdió entre las estrellas
Desde las montañas nubladas
Descienden las almas
Ya las veo
El pueblo se llena de alegría
Las puertas de madera se abren
Para los seres queridos que regresan esta noche
Tomados de las manos, juntos
Los vivos y las almas
Beben chocolate
Y papel picado
Ya llegan, las almas descienden
Tan sólo esta noche
Nila descansa
Viejita de manos grandes
De pasos de azúcar blanca
Cuyas manos no paran
Hornean para las almas
Luz de octubre que revuelve el alma