El día de hoy comparto con los lectores de la Revista Literaria Monolito tres poemas de mi manuscrito Labios de piedra. Este manuscrito está dedicado a Rafaela quien recorrió este sendero de palabras conmigo. Ojalá y los disfruten.
Labios de piedra
Susurros de cálida selva
escondidos en labios
de milenaria piedra.
Entre árboles putrefactos
se esconden los dioses jaguares.
Cabezas olmecas,
colosos de cultura madre.
No hay pantanos que engullan
la historia grabada en basalto.
De los manantiales secos,
emergen las voces olmecas.
Labios de selva negra
clausurados con inmortalidad.
Ojos sagrados desean
las constelaciones de antaño.
Guerreros del pasado
esculpidos para la eternidad.
Figuras en roca volcánica
ocupan sueños ambarinos del jaguar.
Olmecas
Tierra de colosales ancestros,
de manantiales de sabiduría,
a tu encuentro he llegado
para recuperar los rastros
escondidos en el tiempo.
En los detritus convertidos
en historia donde los ríos
fluyen con pétreos caudales,
se abren las fauces del jaguar.
Brotan los guerreros olmecas,
uno a uno con silenciosa sagacidad,
rostros ancestrales y profundas voces
hacen palpitar la memoria de la selva.
Las canoras aves me reciben
en esta jungla de palabras,
hacen temblar las frondas
de las sagradas ceibas.
Las aves vuelan sobre
las copas de los árboles de jade,
enloquecido trinar de tinta
y papel, de luz y sombra.
Olmecas, ancestros de mi sangre,
del jaguar, del cocodrilo macho,
y la serpiente hembra.
El viejo guerrero
Para la cabeza colosal número 4 de La Venta, Tabasco, México
Leo poesía junto a ti.
Para ti es esta voz.
Líquido encuentro a través del tiempo.
Viejo guerrero, escucha mi ofrenda.
La jungla nos rodea y las aves
anuncian mi lectura.
Tu casco grabado con el águila.
La que ve todo en la jungla
olmeca.
Alma de piedra.
Jade por corazón.
Tus labios entreabiertos
dejan ir la divinidad.
Tu mirada: nobleza olmeca,
posa los ojos en mis letras.
Leo para ti, en este ambiente
húmedo, sin interrupción.