Natividad Blásquez es originaria de Coatepec, Veracruz. Estudia la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Veracruzana. En el 2015 participó en el Séptimo Curso de Creación Literaria que imparte la Fundación para las Letras Mexicanas. Recientemente ganó el tercer lugar del Premio Nacional al Estudiante Universitario por un conjunto de poemas que tituló “Lord Ganesh”, en honor al dios hindú.
1.- ¿Quién es Naty Blásquez?
Soy una estudiante de Letras, me gusta mucho la nieve de mantecado de limón, de las que venden en el parque de Coatepec, frente a la Parroquia; cuando siento desconsuelo apago la luz y cierro los ojos. No sabría cómo definirme, no sé. Mis amigos me conocen muy bien, me cuesta hablar en público, pero me esfuerzo. Muchas veces me han dicho que me veo enojada, es que soy muy seria, pueden acercarse y hablarme, soy tímida y muy amigable.
2.- ¿Quién o quiénes te acercan a la lectura?
Recuerdo que una ocasión fui a jugar al área prohibida, entonces mi padre fue por mí, me sentó en el sillón junto a la puerta y me dijo: “te pones a leer”. Esa tarde leí una versión del “Fantasma de Canterville”, de esas que adaptan para libros de texto de la primaria. La lectura como castigo no está bien, porque entonces se vuelve tediosa.
En la secundaria tuve una maestra de literatura muy buena. Casi para terminar el curso de tercer grado, nos encargó hacer una antología poética, debíamos investigar y durante semanas me la pasé leyendo a diferentes poetas. Ahí me enamoré de Sor Juana. Luego, en la preparatoria, me tocó una maestra muy entusiasta, leíamos novelas y cada clase se sentaba en la silla, frente al grupo, y preguntaba qué nos había parecido, qué habíamos sentido. Creo que hace falta valorar el trabajo de maestro de literatura, muchas veces tomamos la materia como algo aburrido y no le sacamos jugo.
Ellas fueron quienes me acercaron al mundo de la literatura, siempre las recuerdo, mi maestra Alma Rosa y mi maestra Isabel. Y claro, hay autores que me han acompañado a lo largo de estos años, pero últimamente he aprendido mucho de Allen Ginsberg.
3.- ¿Tienes poemas favoritos de otros autores?
Ya mencioné a Ginsberg, pero Walt Whitman tiene también un lugar especial en mi corazón. Quisiera compartir un poema de Anne Waldman, completo, porque se perdería la esencia si lo corto:
AFTER MIRABAI
16º century, India
Anne’s gone mad she’s a mess hopeless
Gone beyond all help, no return
She beats her drum
She beats her drum in the inner temple
To the sound of the drum she repeats
«Budha, Budha»
It’s the sweetest melody
A vessel is broken, water is spilled
Her soul she calls «swan» flies away
Anne’s body has become alien to her
It’s a stranger
Anne’s body has become alien to her
It’s a stranger
Anne’s gone mad, ecstatic
She’s a mess, hopeless
She’s gone beyond all help, no return
She’s telling everybody
All through the streets & squares
She says she’ll sit at her master’s feet forever
She’s finally met the master in herself
Now she’s Queen of her world.
Durante mucho tiempo me he sentido fuera de todo: de mi propia familia, sus costumbres y creencias. He tenido demasiadas dudas, sobre la fe especialmente. En todos existe una lucha interna, por diferentes motivos, pero al fin lucha, y yo llevo años tratando de encontrar algo que me haga sentir tranquila, algo que me diga que todo está bien. Hace poco me di cuenta de que tener miedo, dudar es permanente, pero se puede controlar. Podemos controlar nuestros propios demonios para que ellos no nos controlen, para que no nos hagan aventarnos al abismo que está dentro de nosotros mismos. El poema tiene un profundo significado para mí, porque me he sentido así, me he sentido ajena a todo, porque he sentido desesperanza, y porque estoy en el camino de encontrarme y (re) conocerme.
4.- Recientemente fuiste galardonada en tercer lugar por el Premio Nacional al Estudiante Universitario en poesía, ¿Puedes contarnos sobre éste?
Sobre el premio… fue una gran experiencia. Dudé mucho en enviar mis poemas, no siento que sean suficientes, es decir, son muy honestos porque son una parte de mí, una parte que nace del dolor y de la desesperación, pero tuve miedo de desnudarme, de dejar al descubierto las heridas. Luego pensé que tal vez no tendría otra oportunidad y decidí que era tiempo de dejarlos andar. Fui a las oficinas de la Editorial Veracruzana el día de cierre de la convocatoria, casi una hora antes, siempre dejo todo para el final.
Poemas por Naty Blásquez
Conflicto de fe
Ya no caben dioses en las marcas de la quiromancia,
tampoco se quedan,
se ahogan en el sudor nocturno, entre las uñas;
huyen de mi voz rancia
del picor de mis encías
del suspiro que se queda a medias.
Y la eternidad; manto estrellado, ya no se acuerda de mi nombre
ni de mi vestido de infancia
ni de mi canto de infancia.
Y yo ya no me acuerdo de los nombres de la omnipotencia
porque dejé las llagas de mi aliento en un mantra
Om Lambodaraya Namaha
en el Dhammapada
en el polvo de incienso
en el rezo apolillado… a esta hora, la de siempre, le rezo al Supremo
que se acuesta en la esquina de una nube: la nube de la no existencia,
y bosteza
y sonríe con sus dientes amarillentos,
con sus dientes de abuelo, y pienso:
escuchar al alma es ahogarse en la más profunda sequía:
encontrar el centro
más bien encontrarse tirado en la nada
señalar las paredes de la nada
rasguñar las paredes
apretar los dientes
aguantarse la sed y el hambre
aguantarse las penas
encontrarse.
Lord Ganesh
Se cuela la mañana por las rendijas de tela,
y besa la luz la ceguera del cuerpo: lentamente recorre mi geografía,
un paso… otro,
y la luz atraviesa la carne.
Las pestañas besan la sábana y la sábana le estorba a la desnudez.
“Gracias” le digo a Jesús crucificado, a Jesucristo en un cuadro, a Jesucristo no sé
dónde…
Y me mira el dios hindú: sentado en su cama de papel con sus cuatro brazos
señalando las cuatro direcciones de mi prisión, con su rostro de elefante sonriéndole
a mis ojeras, con el peso de su inexistencia tarareando ragas en el borde de mi
oreja
Y la luz
atraviesa
la carne
¿será esta mi última vida?
Pensamientos matutinos
Me canso de esta posición, la misma desde hace meses: la espalda desnuda contra
la pared, la columna en “u” y las rodillas tocando mi pecho.
La mitad de la cara hundida en el colchón
las lágrimas ahogadas en el colchón
los gritos sepultados en el colchón…
mis ganas
de todo
clavadas
en la monotonía del colchón.
Y el brazo izquierdo ya no siente el peso de mis ideas, los nudos de mi cabello, ni le
duele la marca del arete.
Y mi brazo izquierdo se olvida del derecho, y se siente único y es egoísta porque no
consuela a mi cuerpo que tirita.
Atrapan los dedos partículas que se deslizan por las dunas dactilares…
la punta del índice señala la guitarra sin cuerda,
al libro sin pasta
la planta seca
el vaso sin agua
la ropa tirada
la bota perdida
se pierde
se pierden mis ojos en quién sabe dónde, y duermen abiertos:
abiertos mis ojos, mis labios abiertos, y suspiro con toda la fuerza que cabe en mi
cuerpo arqueado.
Que no me entierren en esta posición.
Hace falta abrir los ojos una mañana, y poner la cabeza sobre el brazo izquierdo,
perder la mirada en la recámara y apelar a los recuerdos.
Si hoy muriera
con el sol bordeando los límites del pudor
Si hoy muriera la carne
moriría insatisfecha.