Lilián Pallares es escritora, poeta, artista y creativa audiovisual. Es originalmente de Barranquilla, Colombia y reside en España. Fue seleccionada entre los diez mejores escritores jóvenes de Latinoamérica por About.com, New York, 2011. Ha publicado los libros Ciudad Sonámbula (Aldevara, 2010), Voces Mudas (Fundación Progreso y Cultura, 2011) y Pájaro, vértigo (Huerga y Fierro, 2014) y participado en diversas antologías. La pasión por sus raíces afro y el amor por la palabra, le han motivado a crear el espectáculo escénico, Afrolyrics ‘una historia de amor y tambor’, en el que fusiona su poesía con la narración oral, la danza y los tambores afrocolombianos. Actualmente codirige con el poeta y artista neozelandés Charles Olsen la productora audiovisual artística y literaria antenablue ‘la palabra vista’. En julio del 2017 recibió la XIV distinción Poetas de Otros Mundos concedida por el Fondo Poético Internacional en reconocimiento la alta calidad de su obra poética.
¿Quién es Lilián?
Soy una mujer caribe, india, blanca y negra que nació en una ciudad efervescente y pasional llamada Barranquilla. Amo los colores, la fruta, el mar, el agua de coco, las brujas, la luna, bailar, escribir, actuar y descubrir otras maneras de estar en el mundo. Me considero ante todo vitalista y amante del misterio. La libertad es mi bandera y la creación poética mi universo.
¿Quién o quiénes te acercaron a la lectura?
La primera persona que me acercó a la lectura fue mi abuela Irene Campo, quien me enseñó a leer y escribir mientras muchas veces, sentada en la mecedora bajo el palo de guayaba, masajeaba mi cabeza para que me creciera el pelo. También recuerdo que cuando estudiaba en el colegio, que por cierto era de monjas con tristes uniformes azules, leímos en la clase de español dos poemas que me dejaron profundamente impactada: Canción de la vida profunda de Porfirio Barba Jacob y Nocturno de José Asunción Silva. Ambos abrieron el camino de lo que sería mi propia exploración poética.
¿Dónde fueron escritos los primeros poemas?
No se si fueron poemas, pensamientos o canciones. En aquella época cuando tenía 10 ó 12 años y vivía en Barranquilla, en el barrio El Carmen, un sector popular con mucho alboroto y alegría en sus calles, estaba influenciada por las rancheras que escuchaba mi padre, la salsa que cada domingo ponía a todo volumen nuestro vecino el señor Rodolfo y el heavy metal que disfrutaba a escondidas con un grupo de amigos. Escribía en los cuadernos del colegio, en los que a su vez dibujaba vestidos que yo misma diseñaba. La inspiración, ese sentimiento que de repente me asaltaba y me hacía feliz, llegaba justo cuando estaba en clase de matemáticas. El día que la profesora descubrió que mi cuaderno no estaba lleno de números ni de fórmulas algebraicas, llamó a mis padres para que me reprendieran. Debo confesar que el colegio nunca fue lo mío.
¿Cómo es un día de creación literaria para ti?
Soy muy vivencial, no tengo método ni horarios. Cada día es una aventura. Yo ante todo necesito relacionarme con el mundo y dejarme llevar. Explorar, vivir el riesgo, entrar en contacto con el otro para luego entrar en mí. Una vez absorbo lo que la vida me da, regreso a mi casa y enciendo el ordenador. Trato de liberar mi mente de pensamientos que no van a ninguna parte y poner la conciencia en cada palabra escribo, por supuesto, sin dejar de seguir ese beat que es mi impulso vital. Luego los leo en voz alta, una y otra vez, los bailo para sentir su ritmo, su energía, algo que considero vital. En ese sentido las clases de danza africana me han ayudado a unir el cuerpo a la escritura. Hay mucho poder en los tambores, cada golpe es un grito de libertad, expresión pura. Por último, vienen las correcciones, un trabajo de fina carpintería en el que puedo tardar mucho tiempo, ya que reconozco soy bastante perfeccionista.
¿Cuándo sabes que un texto está listo para ser leído?
Esa es la cuestión. No soy de las que lee un texto en público hasta haberlo corregido varias veces y dejado reposar. Soy muy cuidadosa con los detalles. Yo siento que está listo cuando desde la pantalla del ordenador me grita ¡Basta!
¿Qué tanto hay de España/Colombia en lo que escribes?
Hay muchísimo. De Colombia traigo la esencia, el sabor, el ritmo y la frescura, España me ha dado la concentración, la fuerza, templanza y paciencia para continuar mi camino; digamos que forman un equilibrio perfecto. Cuando quiero alimentarme creativamente y llenarme de una locura chévere, bacana, como decimos allí, me voy a mi país y la vivo a tope, pero cuado necesito escribir y organizar mis ideas, Madrid es perfecta porque me permite vivir en calma, es más silenciosa aunque parezca exagerado. Además es una ciudad cosmopolita que aporta visiones del mundo muy tentadoras.
¿Cuál piensas que es tu papel como poeta? ¿Crees que hay alguna responsabilidad?
Mi papel como poeta y artista es despertar almas, sacudir cuerpos, crear conciencia, hacer alquimia con las palabras, vivir en la magia. Me siento muy comprometida con la causa y estoy al servicio de la poesía de manera ferviente e incondicional.
¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
Estoy terminando de corregir mi nuevo poemario que espero publicar este 2018, llevo tres años en su escritura y estoy convencida de la fuerza que tiene. A su vez estoy realizando junto con mi esposo, el artista y poeta neozelandés Charles Olsen, videocuentos para niños con nuestra productora audiovisual antenablue. Es una experiencia maravillosa, jamás pensé que resultara tan apasionante escribir y narrar cuentos para niños. Aprovecho para invitarlos a ver nuestro primer videocuento ‘La pequeña niña en la cueva del silencio’ dedicado a nuestra sobrina Mia Gill https://vimeo.com/248754446. Además, varios de nuestros videopoemas están participando en diversos festivales de videopoesía en América y Europa. Por último, con mi compañía Afrolyrics estamos preparando un nuevo espectáculo teatral en el que por supuesto la poesía no puede faltar.
¿Qué consejos tienes para otros escritores que comienzan?
Escribir hasta que la palabra explote.
¿Hay algo más que quisieras compartir?
Si, contarles que mi poemario-disco Voces Mudas, publicado en el 2010, ya está disponible en Amazon www.amazon.com/dp/B079G4GW98, y para quienes quieran escuchar mis poemas a ritmo de tambor pueden encontrarlos en Spotify y iTunes. También quiero dar las gracias a quienes me siguen y apoyan. Para todos y cada uno de ustedes un abrazo.
Poemas (Ambos pertenecen a mi libro ‘Pájaro, vértigo’ publicado por Huerga & Fierro editores, 2014)
Arroz con leche
En el patio, bajo la sombra del palo de mango
la abuela deja pasar el arroz entre sus dedos negros.
Una cascada blanca invade la olla.
La caída del grano produce un sonido de maracas,
un Lumbalú* rutinario que crece con la llama del fogón.
La abuela trocea el mango.
Leche y limón se mezclan.
Un golpe de azúcar y otro de canela.
Habla consigo misma, mueve pausadamente los labios.
Hay ardor en su rostro
y una lágrima hierve bajo sus ojos.
En la casa no se oyen pisadas.
Reina el origen.
* Lumbalú es un ritual funerario de la cultura palenquera en Colombia, en la que intervienen danzas, cantos, música y actuaciones.
El sueño del árbol
Debajo del árbol yace el esqueleto
del pájaro inexperto,
y arriba la cigarra murmura lo que el alma de
la noche le dicta.
En secreto una voz que no es la mía me dice:
“no le temas al vuelo, no le temas”.
También en las hojas secas
vive el bosque.
Para más información sobre Lilián Pallares: http://lilianpallares.com/
https://www.instagram.com/lilian.pallares/
Foto crédito: Charles Olsen