He tenido la fortuna de conocer a la artista Eugenia Ortiz desde hace algunos años. Su trabajo es orgánico, tridimensional y femenino con un presupuesto geométrico subyacente que la artista llama geometría sagrada. Aquí me he atrevido a traducir algunas palabras de Eugenia sobre su proceso creativo.
“Mi arte involucra al individuo con el color, patrones y el juego entre la forma y la ausencia de ésta. Como creadora y conductora de la energía que fluye en mi arte, el resultado final resuena a un nivel emocional, mental y espiritual.
Por muchos años el hexágono me ha seguido, me ha intrigado y me ha ayudado a expandir mi conciencia y cuerpo de trabajo. Los hexágonos y los panales son la base de la vida y se encuentran en la naturaleza, incluyéndonos, nuestro cuerpo, nuestro ADN y células. Son conocidos como las estructuras más fuertes y eficientes, no es sorpresa que las abejas usen los panales para vivir y guardar la tan apreciada miel. Entre más he investigado el Hexágono, he aprendido que es uno de los símbolos geométricos sagrados y portal para la espiritualidad y la creatividad.
En mi propia experiencia los símbolos de la geometría sagrada traen harmonía a nuestras vidas, al tiempo que despiertan aspectos dormidos del alma como la paz interna, el entusiasmo, la pasión, así como revelan el propósito de nuestras vidas”.