Álvaro Torres Calderón nació en Lima-Perú. Obtuvo su título en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Lima, Perú. Asistió a la Universidad de Memphis, Tennessee en la que se graduó con una maestría en Lenguas Romances con concentración en español. Se doctoró en Literatura latinoamericana de los siglos XIX y XX en Florida State University. Actualmente es Profesor Asociado del Departamento de Español de University of North Georgia en los Estados Unidos. Ha participado en la publicación del libro Alejo Carpentier ante la crítica, Caracas: Monte Ávila 2005, conmemorando la obra del escritor cubano con el artículo “Alejo Carpentier y el hombre fronterizo: una constante en el Reino de este mundo.” También ha publicado el poemario Claroscuro, Lima, Perú. Septiembre 2010 y su versión bilingüe Chiaroscuro en 2014. Ha colaborado con la publicación de poemas en inglés para Stonepile Writer’s Anthology en sus diferentes volúmenes (2010, 2011) impresos en la casa editorial de University of North Georgia Press. Ha presentado trabajos, organizado y dirigido paneles en diferentes congresos nacionales e internacionales de literatura auspiciados por Latin American Studies Asociation (LASA), South Atlantic Modern Language Asociation (SAMLA), University of Kentucky, Lock Haven University, Purdue University y La Pontificia Universidad Católica del Perú entre otros. Los temas de su investigación abarcan diferentes áreas entre los cuales se encuentran el género, la identidad, la nación, las fronteras y el poder. En cuanto a su labor poética, ha sido publicado y ha colaborado en revistas digitales y blogs de poesía. Algunos de sus poemas han sido traducidos al rumano. Ha sido antologado en dos libros de poesía, Antología poética (UE: Mundi Book Ed., 2016) y Poesía Gráfica (Iasi: Ed. Rotipo, 2016). La última antología es producto de su participación en el proyecto internacional de Poesía Gráfica (2015 – 2016) que tuvo los poemas de los antologados leidos en diferentes países de Europa y América.
¿Quién es Álvaro?
Álvaro es una persona que le gusta incursionar y dedicarse a diversos campos. Nunca me he detenido a pensar en cómo definirme para el publico. Podría autodefinirme como una persona que usa como ingredientes la curiosidad, el ímpetu y la determinación para cada acto de mi vida, en un momento y espacio específico. Hay una constante transformación a medida que vivo diferentes experiencias que me hacen crecer. Soy de tener muchos proyectos en mente y de tener la determinación para comenzarlos. Lo difícil es mantenerse en el mismo ritmo.
Yo puedo tener un concepto o definición de mi persona, pero al final las personas que me conocen y los que no me conocen a fondo pueden desarrollar un concepto propio sobre mi ya sea en lo personal, lo profesional, lo académico y/o lo artístico.
¿Quién te acerca a la lectura?
La introducción a la lectura lo hacen en buena medida mi abuelo materno y mi madre. Mi abuelo era un constante lector, además de su profesión de abogado también leía por simple placer. Mi madre, quien también es abogada, es una constante lectora. Recuerdo mi infancia viéndolos leer. Mi abuelo y mi madre me leían cuentos. Uno de los cuentos que me acuerdo es Paco Yunque de Vallejo, que me lo leyó el abuelo. Mi madre me leía cuentos para niños y de adolescente hablábamos sobre algunas cuestiones básicas de filosofía. Entre los 9 y 12 años pasé algunos meses del verano en la sierra del Perú (Cajamarca) con mi abuela y tíos paternos. En aquellos viajes mi tía siempre me mostraba lecturas interesantes sobre el origen de las cosas o de filosofías, además de inculcarme la pasión por la música y las bellas artes. Lecturas que me acuerdo de aquella época son El vendedor más grande del mundo y El principito. La lectura me inspiró a seguir la carrera de Derecho pero también leer por mi cuenta, influenciado por mis profesores de escuela. Durante los estudios de la carrera jurídica mi lectura fue exclusivamente sobre eso. Mi lectura no jurídica más asidua por supuesto fue durante mis años en la maestría y el doctorado en literatura, aunque estaba familiarizado con muchos autores antes de empezar esos programas, por ejemplo Rulfo, Vargas Llosa Arguedas, Borges, Hugo, Poe, Pérez Galdós, Matto de Turner, Vallejo, y muchos más.
¿Cómo comienza el quehacer literario para ti?
Yo escribí muchos poemas durante mi adolescencia y mi época universitaria porque sentía la necesidad de expresar las experiencias vividas que impactaban mi vida, algunas de carácter filosófico y romántico, y otras las impresiones de mis viajes a diversos lugares. Así que podríamos decir que comencé a escribir desde la adolescencia recordando momentos significativos de mis viajes de niño y adolescente entre Lima y Cajamarca, y Cusco en el Perú, Santiago y Buenos Aires, y mis viajes a España, Inglaterra y Marruecos durante mi época universitaria. Finalmente escribía mis impresiones de la cultura estadounidense. Nunca me atreví a publicarlos sino hasta el 2010 que salió mi primer poemario Claroscuro y en el 2014 la versión bilingüe. Posteriormente he publicado en diversos medios como casas editoriales o revistas digitales. El impacto que tuve fue de incredulidad inicial porque era como leer a otra persona. Fue una sorpresa inicial por el hecho que produjo una felicidad enorme en mí saber que había mucha gente que apoyó esa faceta mía reservada por años, como es el caso de mi madre Soledad y mi esposa María José. Otro comentario que causó mucha satisfacción, fue el de un maestro y entrañable amigo Hildebrando Pérez Grande. Otros poetas peruanos también apoyaron ese inicio y de ahí he venido publicando. Hay momentos altos de creatividad poética y otros de descanso, el mantenerse es difícil pero cuando descanso sigo en busca de material de alguna manera, recurriendo a otras artes como la cocina, la música y las bellas artes. Me mantengo ocupado en otras actividades para retomar con gran energía la labor poética.
¿Tienes poemas favoritos de otros autores?
Es difícil tener algunos poemas favoritos, especialmente porque me gustan poemas de diversas épocas. Comencemos por los poemas del Libro de buen amor, los poemas de San Juan de la Cruz y Sor Juana Inés de la Cruz. Otros poemas que siempre me cautivan son Trilce de Vallejo, Altazor de Huidobro, Martin Fierro de Hernández, Poesía vertical de Juarroz, Residencia en la tierra de Neruda, Campos de Castilla de Machado y el Romancero gitano de García Lorca. No puedo dejar de mencionar a Martí y sus Versos sencillos y el Ismaelillo así como Azul de Darío. Leaves of Grass de Whitman y The Raven de Poe. No estoy haciendo justicia a otros autores que me interesan también pero estoy mencionando los que vienen a mi cabeza sin ningún orden de preferencia. La lista es larga pero creo que estos libros dan una idea de mis influencias. Una estrofa que viene a mi cabeza es la de Gioconda Belli, una de las escritoras que más admiro tanto en poesía como en novela:
El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
Corregir el rumbo cuando nube huracán o aullido
profundo
Te pongan estremecimientos
Cuenco de la mano que no sospechaste
(Estrofa II. Pequeñas lecciones de erotismo).
Lo que me gusta de los poemas de Gioconda Belli, al margen del tema erótico, es el lenguaje que utiliza y la satisfacción de los sentidos. Claro, esto es subjetivo puramente. En lo personal considero que es una escritora que renovó la poesía de Nicaragua pero también de manera internacional, por su contenido de romper con algunas barreras como el tema femenino y masculino, así como su preocupación política. En esta estrofa y las siguientes de este poema el mensaje es básicamente la libertad del cuerpo y su lenguaje. Es un encuentro y desencuentro que puede terminar en un naufragio pero que siempre hay un aprendizaje. Es una constante búsqueda que es el conocerse. Conocer el manual del cuerpo (carta astral en lenguaje cifrado) para encontrarse así mismo, definirse y aprender a conocer a otro. Es el sentirse vivo, despertar y dejar que nuestro cuerpo hable.
¿Cómo es un día de creación literaria para ti?
Un día de creación literaria puede ser cualquier día de la semana y cualquier hora si es que no estoy trabajando en la universidad. Puedo estar influenciado por algo que leí, una idea que llega a mi cabeza, ya sea porque estaba escuchando música o leyendo o cocinando. Lo primero que hago es apuntar toda la lista de palabras o frases que tengo merodeando en la mente. Luego, durante el fin de semana, generalmente me siento en un café o en una librería o en el estudio de mi casa para ordenar esa retahíla de ideas y hacer que fluya. Ha habido momentos en que he escrito un poema en la madrugada y no he ido a dormir hasta que lo tenía terminado. No se da siempre pero es por épocas que esa inspiración llega unida con la motivación. He tenido momentos de creación desbordante por dos o tres meses y luego la fuente deja de producir por dos o seis meses. No es una producción constante, y quizá también sea porque en esos periodos de para ando en la búsqueda de un tema que valga la satisfacción de ser compartida.
¿Cuándo sabes que un texto está listo para ser leído? ¿Cómo has madurado como poeta?
Después de leer un conjunto de poemas y releerlos me aseguro que tenga una secuencia, que fluya y que suene bien. Tiendo a escribir poemas muy largos y como parte de mi maduración estoy aprendiendo a no extenderme donde no es necesario. Pero el proceso no queda ahí. Imagino que otros poetas harán lo mismo, el de confiar en algunos amigos íntimos (familiarizados con la poesía) para hacer de “conejillos” y escuchar aquellos poemas. Sus consejos son tomados en cuenta pero también asegurándome de no afectar mi esencia y lo que quiero expresar. Escucho otras voces, escribo ideas con otras estructuras para tener mayor impacto de lo que quiero decir. Algo que me ayudó mucho es escuchar música, escuchar la lectura de otros poemas, recitales y conferencias y proyectos internacionales como por ejemplo el de Poesía Gráfica durante el 2015 y 2016, el cual posibilitó la lectura de poemas de poetas de diversas partes del mundo en algunos países de Europa y América. Agradezco a Tudor Serbanescu y a Diego Vadillo, iniciadores de aquel proyecto, así como a los otros poetas que se hermanaron para rendirle tributo a la poesía. Se aprende de otros colegas, se ensayan versos y se sacan a la luz con una voz única.
¿Qué tanto hay de Perú en lo que escribes?
Creo que de Perú solo mi primer poemario porque tiene vivencias de la adolescencia y la universidad, así como la nostalgia por aquella tierra durante los primeros años de mi vida en los Estados Unidos. Eso no quiere decir que no piense en Perú ahora. Mis raíces están fuertes y seguramente habrá algún poemario dedicado a mi país de origen en el futuro.
¿Cuál piensas que es tu papel como poeta? ¿Crees que hay alguna responsabilidad?
Siempre pensé que el papel del poeta es de mensajero, de termómetro de una realidad buscando una solución a las dificultades que se presentan y el escribir es una forma de participar en la sociedad al igual que otras personas lo hacen con otras actividades. Creo que hay un responsabilidad consigo mismo, y no ser responsable por los actos de otros. Es una cuestión de libertad. Yo me siento responsable de lo que escribo en el sentido que lo que yo expreso es auténtico y va con mis perspectivas. Me aseguro que el lenguaje sea abierto y honesto, y con la disposición de participar en el crecimiento de la comunidad con una voz.
¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
Muchos pero inconclusos. Estoy esperando que el viento refresque mi mente, que la inspiración llegue para concluir con esos proyectos. Por lo pronto sé que hay muchos proyectos haciendo cola. No fuerzo nada, sé que llegará la gran ola para tomar mi tabla surf, navegar y llegar tranquilo a la orilla. Ya me pasó antes. Una vez que agarro la ola, mi actividad vuelve con fuerza y no para hasta haber completado los proyectos.
¿Qué consejos tienes para otros escritores que comienzan?
Escribir y escribir aunque no se terminen de concretar las ideas. Siempre esas frases sueltas servirán para otros proyectos futuros. Cultivar la disciplina de la lectura es importante. En mi caso, también me sirvió escuchar música, escuchar recitales de poesía y otras formas de expresión artística. En conjunto todo ayuda para esa constante transformación. En cuanto a hacerse de una voz que sea escuchada por el público, eso depende de cuánto interés uno tenga de hacerse escuchar. Participar en muchos recitales definitivamente es el paso inicial, además de escribir, y aunque puedan existir críticas hay que tomarlas como aliciente para seguir mejorando.
¿Hay algo más que quisieras compartir?
Hay muchas voces jóvenes que tienen propuestas interesantes y que si bien las ferias y editoriales promueven algunas de ellas, hay otras que también tienen igual impacto en otros medios como las revistas digitales, los círculos de poesía, blogs y otros que la tecnología de la información nos va revelando. La poesía en el futuro, desde mi punto de vista, tiene difusión asegurada y como tal válida. Me viene a la mente un poeta peruano que publicó poemarios, posteriormente dejó de hacerlo y se dedicó a escribir en cuadernos con gráficos y los regalaba a amigos y a desconocidos. Algunas veces repetía estos poemas parcialmente en otros cuadernos. El gran Luis Hernández, de alguna manera fue uno de los que revolucionó la poesía peruana y fue pionero de lo que hoy es la poesía unido a las artes gráficas, la poesía visual y virtual, que de aparente arte efímero, en realidad nos dejó el legado más honesto de lo que es poesía: arte viviente, la vida misma.