Silvia Santos estudió en Xalapa, Veracruz, la licenciatura en Teatro en la Universidad Veracruzana. Durante varios años se dedica a la promoción y difusión del Son Jarocho con el grupo Híkuri. Silvia ha desarrollado una técnica de voz para cantar son jarocho. Ha participado en giras por los Estados Unidos a través de la Universidad de Santa Barbara en California. Escribe canciones, en las cuales está presente el sentido poético, partiendo de la idea de la poesía que está hecha para ser hablada y cantada. Tiene dos discos compactos, uno titulado Acompañando el nacimiento, el segundo, Canciones para sanar y un manuscrito de poesía.
¿Quién es Silvia Santos?
Me defino como un ser creativo en búsqueda y aprendizaje constante.
¿Quiénes guían tus primeras lecturas?
En mi casa existían libros de poesía de mi mamá; de Amado Nervo, de Sor Juana Inés de la Cruz, y desde que aprendí a leer y escribir, he disfrutado de la lectura de todo cuanto llegaba a mis manos, incluso las publicaciones de Kaliman, Lágrimas, Risas y amor, La familia Burrón, y otras más. Tuve un profesor que organizó una biblioteca en el salón de clases en quinto grado y fue una motivación importante, cuando pude, comencé a comprarme libros, y soñaba también con ilustrarlos.
¿Cómo comienza el quehacer literario para ti?
En Yucatán cuando tenía 14 años escribí poesía que hablaba de temas de mi edad y que tenía que ver con mi religiosidad que en ese entonces profesaba. También hacía canciones sencillas. Después formé parte de un taller literario de mujeres comandado en sus inicios por un escritor local que nos enseñó elementos de prosa y versificación y posteriormente seguimos trabajando juntas varios años, haciendo ejercicios de narrativa y poesía. Ahí los temas fueron cambiando, aunque creo que yo no entendía bien a bien cómo hacer poesía, pero creo que era persistente, y constante. También el hecho de comenzar a hacer teatro me cambió la perspectiva de las cosas. Uno de mis primeros versos “No tengo ganas / de correr tras el destino / impuesto al sexo débil; / prefiero / perder la eternidad / que pende en un hilo / entre los hombres”. Después, cuando empecé a hacer teatro, escribía monólogos o diálogos cortos, canciones y guiones. Sin embargo, es hasta por los noventas que publico cuento corto y poesía en revistas y periódicos ya viviendo en Xalapa, y realmente para mí es una sensación curiosa ver lo que publiqué. Tiene otro sentido; es como si el texto ya no te perteneciera y comenzara su propio viaje.
¿Tienes poemas favoritos de otros autores? ¿Pudieras compartir alguna estrofa?
Si, Benedetti ha sido uno de mis escritores de cabecera y recuerdo su poesía musicalizada, primero en la voz de Nacha Guevara y luego en la de Eugenia León.
Variaciones sobre un tema de Boris Vian (Fragmento)
Cuando me canse de escuchar
llantos de niños en la brisa.
Cuando me canse de mirar
pueblos que apenas son cenizas.
Me iré con lluvias estrelladas
que son diamantes en el barro,
glacial cometa de miradas,
vivo la noche y desamarro.
En algún tiempo sentí esa suerte de incomprensión de los asuntos del mundo, ese deseo de contemplar este caos desde lejos. En un tiempo era mi bandera.
Pienso que también Rosario Castellanos es y será una fuente de la que puedo abrevar, con la que puedo reflexionar acerca de condición como mujer.
Difícilmente puedo citar a algún poeta pero recuerdo la sensación corporal y mental que me produce leer la poesía de Rosario Castellanos. Su palabra es para mí como un trueno, implacable.
Destierro (Fragmento)
No era como ahora
que parecemos aventadas nubes
o dispersadas hojas.
Estábamos entonces cerca, apretados, juntos.
No era como ahora.
¿Cómo es un día de creación literaria para ti?
Escribo casi diario. En cualquier lugar, en cualquier papel, aunque tengo libretas para ello, y me doy a la tarea de hacerlo por consignas; tengo algunas libretas que he llenado de décima espinela, otras de letras para canciones, alguna sólo de verso libre, y algunas bitácoras de viaje, en las cuales también dibujo y escribo frases para recordar algunos temas pendientes. Ahora también tengo un cuaderno para canciones que hacemos en una clase de canto que imparto. Me encantan los cuadernos, y al revisarlos, van madurando enlaces de imágenes que se transformarán en pintura, canto, cuento, o teatro.
¿Cuándo sabes que un texto está listo para ser leído? ¿Cómo has madurado?
Sé que una canción está lista cuando letra y música van de la mano en mi tren de pensamiento y puedo ejecutarla con algún instrumento. Suena en mi cabeza después de un proceso acumulativo de reflexión, información, de traer la idea rondando hasta que el día de completarla se asoma. Creo que es un proceso parecido en los quehaceres en los cuales me involucro, ya sean teatrales, pictóricos, musicales o poéticos; me refiero a la necesidad de transformar las emociones en piezas de creación; cada una con su propio tránsito, sus propias premisas.
Creo que ahora entiendo un poco más acerca de los medios expresivos que van circundando mi trabajo. Pero estoy convencida de la necesidad constante de aprendizaje y de constancia para el dominio de mis herramientas físicas y creativas.
En el caso de las canciones, creo que cuando alguien la recuerda y la retoma es cuando realmente está ha emprendido su vuelo. Tengo una canción llamada “Sobreviviendo” que ahora forma parte de obras de teatro y cantada por otras personas. Ya tiene un vuelo propio.
¿Qué tanto hay de México en lo que escribes?
Creo que está presente en mi ser y por lo tanto en lo que creo. Me reconozco en la diversidad cultural, en la tradición oral, en los rituales, la musicalidad de sus idiomas. Sin embargo también tengo la herencia de los sabores fuertes de la comida.
La literatura española, libanesa, la música sefardita que en nuestro país pervive en las rondas infantiles, también son parte de lo que escribo.
¿Cuál piensas que es tu papel como promotora cultural?
Me veo como acompañante de procesos de sensibilización artística en dondequiera que me encuentre. Mi responsabilidad es prepararme constantemente para decir de la mejor manera lo necesario, lo que hay que nombrar para sanar. Los temas de las mujeres también necesitan traerse a la luz en un mundo en el cual estamos condicionadas por los temas de hombres. Sin embargo, considero que tenemos que construir este colectivo entre hombres y mujeres, y responsabilizarnos de nuestro ser. Tenemos que desarrollar estrategias para crecer con respeto y condiciones dignas para nuestras vidas.
Igualmente, considero que cantar es un derecho humano que debemos ejercer para ser más felices, para acompañarnos y acompañar los procesos de empoderamiento de la voz. Es algo muy importante en mi quehacer artístico.
¿En qué proyecto estás trabajando ahora?
En este momento estoy promoviendo un CD de audio llamado Acompañando el Nacimiento, el cual fue creado con piezas originales a partir de pláticas con parteras y personas relacionadas con la corriente del “Parto humanizado”, que lo que busca es replantear esta necesidad de cobijo, de venir a este mundo en partos sensibles, amorosos, respetando la unión de la mamá y su bebé en esas primeras horas de vida y las decisiones de la familia; incluye también cantos acerca de la fuerza de las mujeres, de los derechos que tenemos que nos defienden de la violencia obstétrica y canciones de arrullo.
Igualmente, estoy en un colectivo de mujeres que hemos viajado a la mixteca oaxaqueña a compartir quehaceres, dar talleres y aprender, llamado “Mujeres poetas en el país de las nubes”, el cual está conformado por hombres y mujeres de esa región, en donde la poesía es necesaria para la vida misma.
¿Hay algo más que quisieras compartir?
En este momento tengo también un poemario terminado, que espero publicar pronto. Tengo también el proyecto llamado Golpe de Mar, que incluye este quehacer diverso en el que me involucro con pintura, poesía música, teatro. Si quieren conocer más de este camino, vayan a la página en Facebook con ese nombre.