A mí me disgusta bastante sacar texto de contexto. Pero tampoco me parece acertado hablar de La cena de los notables sin incluir algunos fragmentos. Lo malo es que a lo peor al Autor no le gusta mi selección y menos aún mi reflexión. Pero qué es la vida sin riesgo… Así, pues, si el texto entrecomillado os subyuga, comprad el libro (sin temor).
“En realidad, y al menos en teoría, todas la narraciones tratan de lo mismo: alguien nos cuenta algo y quiere que le escuchemos. Leer sería una operación que conllevaría dos preguntas simultáneas y sólo teóricamente diferenciables: quién es este alguien que nos cuenta y qué nos está contando. […] En la práctica real sucede, sin embargo, que ese encuentro con el narrador no es exactamente una ‘cita a ciegas’; por decirlo de algún modo: ese narrador viene con carta de presentación, y en ocasiones con informes y referencias: editorial, paratextos, críticas, publicidad. Abrir una narración es abrirle la puerta a un narrador, a alguien que cuenta algo, y al igual que sucede en una conversación real, el que escucha, el lector, al mismo tiempo que atiende a la narración, trata de conocer quién es ése que habla y cuáles son sus intenciones. ¿Qué quiere de nosotros? ¿Quiere decirnos algo o tan solo pretende vendernos un crecepelo?”
Comentario (personal): en estos tiempos no es difícil decepcionarse. Crees que has encontrado la sal del mundillo editorial y… O como dijo Aquel: si la sal se desvirtúa, ¿quién la salará?
“Como pacto de responsabilidad, la literatura en su acto de producción da respuesta simultánea tanto a la necesidad de decir algo como al requerimiento de ser escuchado. Pero ese pacto exige a su vez una situación de igualdad, de comunidad, que está muy lejos de poder producirse en el cuadro de las relaciones sociales existentes en unas sociedades dislocadas por la lucha de clases, la división del trabajo y un individualismo ideológico y económico que no contempla otra idea de bien común que no sea la suma de los intereses privados”.
Comentario (muy personal): el lector ha de estar alerta para que no le engañen.
“Con esta situación comunicacional, los autores descubren que la clave de su capacidad para ser escuchados reside de manera primordial en el prestigio de su marca como autor, lo que les obliga a someter su entidad pública a las reglas de lo mediático: aparición frecuente en medios de comunicación, autopublicidad, creación de una imagen como escritor, etcétera, y a incorporar a su obra, como elemento relevante de su poética, las lecciones del marketing comercial: facilidad sintáctica, tratamiento de conflictos con contrastado nivel de audiencia, acentuación del suspense y el misterio, utilización de una ironía gratificadora…”
Comentario (personalísimo): venderse para ser.
“Nos movemos en una situación que encuentra sus premisas en un terror de baja intensidad pero de larga onda expansiva, que condena al ostracismo y amenaza con un constante estado de desaparición a quien no participe, legislando que quien no participa no difiere, simplemente no existe”.