Me sorprende de Enrique Vila-Matas, que publicó Una casa para siempre en 1988, su pertinacia en seguir fiel a la sintaxis que un día se inventó, como si hubiera dado con una fórmula mágica o más bien con la fórmula mágica que todo escritor querría para sí y solo él posee por ser su creador.
Don Enrique descubrió una prosa onírica de pelo blando, y la ha venido cultivando durante décadas, convenciéndonos y convenciéndose de que era su prosa, su manera, de que no interesaba ir más allá por la sencilla razón, obvia, por otro lado, de que más allá no hay ningún estilo que se adapte a su persona.
Una casa para siempre es la casa que nuestro narrador, pensando en el incierto futuro, ha elegido para sí y también, pensando en la incierta soldada, para sus lectores, que de esta forma comparten casa con su autor preferido al tiempo que pagan, gustosamente, la parte de renta que les corresponde.
No puedo negar mi adicción a Vila-Matas, he de leer un libro suyo al año y si son dos, mejor, pues algunos, como este que hoy nos ocupa, son breves, lectura de fin de semana corto o de noche larguísima, no puedo negar que hoy trato de imitar su estilo para intentar, sin saber si lo conseguiré, acercarme a la figura de este mago de la Literatura.
Me fascina de Enrique Vila-Matas, que ha publicado cincuenta obras o casi, su método, su escrupulosidad, la exactitud con la que se repite sin repetirse, se diría que su literatura es el fruto de un procedimiento, como si hubiera encontrado la piedra filosofal de las letras o, por qué no, un artefacto sintáctico único e intransferible.
Debo decir que no voy a decir de qué trata este libro, en primer lugar porque trata de todo y en segundo lugar porque, como ya saben los que me leen asiduamente, considero de mal gusto contar de qué van los libros que reseño, y en esta ocasión, por aquello de que en la variación está el gusto, ni un mísero párrafo transcribiré.
Mi sueño de escritor, que hoy revelo, es escribir una novela de encargo con el estilo de Enrique Vila-Matas, sueño que podría verse cumplido si Enrique Vila-Matas leyera este artículo-reseña y, sin dudarlo o dudándolo como mucho de manera formularia, se pusiera en contacto conmigo con el fin, que sería también principio, de hacer mi sueño realidad.
Mi otro sueño de escritor, que hoy revelo, es escribir una novela de ficción utilizando como personaje al Vila-Matas que tengo en mi cabeza y que es, obviamente, un Vila-Matas que no existe fuera de mi cabeza y es, por lo tanto, un Vila-Matas único e intransferible que nadie reconocería, ni siquiera el propio Vila-Matas ni ninguno de sus personajes.
Y la escribiría, sobre todo, para intentar, como él, conseguir una casa para siempre.