El Barredor de Sueños
Después que se termina todo el sueño, después de despertarte y de dejar el mundo de locura y gloria por la rutina mundana del día a día, y, a través de las ruinas de tus caprichos abandonados camina el barredor de sueños.
¿Quién sabe lo que era cuando vivía? Es más, quién sabe si alguna vez vivió. Él ciertamente no responderá tus preguntas. El barredor habla poco en ese tono de voz ronca y gris que tiene, pero cuando habla lo más probable es que sea del clima y de las posibles derrotas o victorias de ciertos equipos deportivos. Odia a todo el mundo que no sea él.
Justo cuando te despiertas él viene a ti y barre reinos y castillos, y ángeles y búhos, montañas y océanos. Él barre con la lujuria y el amor y los amantes, los sabios que no son mariposas, las flores de carne, el correr de los ciervos y el hundimiento del Lusitania. El barre con todo lo que dejas en tus sueños, la vida que usabas, los ojos a través de los que mirabas, el examen que nunca pudiste encontrar. Él barre con todo, una cosa tras otra: la mujer con los dientes afilados que los clavó en tu cara; las monjas en el bosque, el brazo muerto que emergió del agua tibia de la tina; las lombrices color escarlata que se arrastraban en tu pecho al abrirte la camisa
Él va a barrer todo-todo lo que dejas atrás al despertar. Y luego él lo quemará para dejar el escenario limpio para tus sueños mañana.
Trátalo bien si lo ves. Se cortés con él. No le hagas ninguna pregunta. Celebra las victorias de sus equipos favoritos y sufre con él sus fracasos, muéstrate de acuerdo con él respecto al clima. Muéstrale el respeto que siente que le corresponde porque casi no hay gente a la que él visite con sus cigarros hechos a mano y su tatuaje de dragón.
Tú los has visto. Tienen esas bocas que se retuercen y esos ojos que se quedan viendo. Y balbucean y gimen y lloriquean. Algunos de ellos caminan por las ciudades con ropa andrajosa, sus pertenencias bajo el brazo. Otros están encerrados en la oscuridad, en lugares donde ya no pueden hacerse daño a ellos mismos o a otros. No están locos, o, mejor dicho, la pérdida de su sanidad es el menor de sus problemas. Es peor que la locura. Te lo dirán si los dejas: son los que viven, cada día, en las ruinas de sus sueños.
Y si el barredor de sueños te deja, nunca regresará.
Traducción inglés-español por Diana Morales Morales.
Smoke and Mirrors, 29 cuentos
Collection copyright © 1998 por Neil Gaiman. Todos los derechos reservados.
Primera edición Harper Perennial publicada en 2001.
ISBN: 0-380-97364-2