La reflexión política que se genera en los albores de la modernidad sobre la justificación y legitimación de la existencia lo que hoy entendemos como “Estado”, es sin lugar a dudas una escudilla y bandeja de ejercicios mentales que han logrado trascender en el tiempo; tanto por su importancia jurídico-legislativa, como por su capacidad para estampar situaciones límite de violencia colectiva, y de disposición o aptitud de conflicto que develen la natural crueldad humana.
Desde la filosofía más pura, la literatura de anticipación más creativa, el arte descriptivo de lo Violento o Gore, e incluso en las prácticas y medios de entretenimiento masivo de las sociedades contemporáneas; la condición primigenia de los instintos humanos y la esencia de la condición humana son temas que se encuentran aún muy lejos de agotarse.
¿Cómo sería y en qué condiciones discurriría la vida de la especie humana en un estadio anterior o diferente de la organización correspondiente a lo que hoy llamamos Estado?
Publicado en 1651 El Leviatán de Thomas Hobbes se convierte en uno de los pilares y obra fundamental de la Filosofía Política moderna, a manera de ejercicio mental y de situación hipotético reflexiva Hobbes responde a esta interrogante concibiendo un llamado “estado de naturaleza” en el cual lo que prevalece es la lucha de todos contra todos, en este estado hipotético la igualdad entre los hombres ya sea en fuerza o destreza, promueve e incita al riesgo, la incertidumbre y la disposición de lucha por el ejercicio del poder.
Igualdad, escasez e inseguridad son el panorama natural para Hobbes de un estado de guerra total y sin sentido. Las nociones básicas de lo moral, lo correcto, lo justo, lo virtuoso y lo bueno no tienen cabida en el estado de naturaleza hobbesiano, la injusticia o el quebrantamiento de la ley no existen, simplemente porque no existe noción alguna sobre lo que es la “ley”.
El ejercicio hipotético de Hobbes apunta a manera de insinuación sugerente; examinar y debatir sobre la legitimidad de la guerra civil inglesa, la violencia extrema y las prácticas de genocidio hacia el pueblo irlandés que Oliver Cromwell desató en su búsqueda por el poder. Todo esto con la finalidad de dirimir un contrato o pacto social que estabilice el poder, el orden común y mantenga o garantice la seguridad.
Creo que sería muy apresurado suponer, intuir o estimar que la pretensión de Frank Darabont (creador y productor de la serie televisiva The Walking Dead) o Robert Kirman (creador del cómic en el que se basa la serie de televisión) sea el percibir o concebir The Walking Dead como un ejercicio mental político-filosófico, que pretenda legitimar la existencia del estado contemporáneo; sin embargo y en general, el fenómeno de horror zombie es una insigne muestra contemporánea del sin sentido hobbesiano de un mundo en donde todo vale y el “hombre es el lobo del hombre”.
El Apocalipsis zombie es la nueva fantasía o creación ficticia que muestra al igual que en el estado de naturaleza hobbesiano que la preocupación, el conflicto, el estruendo, y la agonía residen en lo que al parecer nos es; lo más cercano. El motivo de preocupación es y está en los otros, los otros que suponen un conflicto de convivencia y supervivencia.
En The Walking Dead, desde luego el fenómeno zombie representa y simboliza todo aquello que causa terror a lo indeterminado, a todo aquello que es masivamente inesperado, implacablemente imposible de detener, a todo aquello que es desbordante y matemáticamente imposible de absorber o entender, a todo aquello de lo que se desconoce su origen o procedencia, y que por ello; es rechazado con el más siniestro pánico.
No obstante, a lo largo de seis intensas temporadas el menor de los problemas para Rick Grimes y su cofradía han sido los zombies. En esta séptima temporada que reciente ha comenzado nuevos personajes como: Negan (líder de los salvadores) y Ezekiel (líder del asentamiento conocido como el reino) nos ofrecerán un nutrido escenario hobbesiano en donde la lucha por el ejercicio del poder a ultranza y la inexistencia de todo parámetro de delimitación de justicia nos mostraran lo retorcida, cruel y dantesca que puede llegar a ser la naturaleza humana.
Para finalizar y como dato como dato curioso; en alguna ocasión escuche a la banda de rock irlandesa The Pogues interpretar la canción “Young Ned of the Hill” en alguna parte de la letra se puede apreciar: “te maldigo, Oliver Cromwell, tú que violaste nuestra patria, espero que estés pudriéndote en el infierno por los horrores que nos mandaste”. Así espero que en un futuro muy, muy próximo alguien le componga una bella melodía, igual de delicada a Negan.