«Iba a ser una revolución radical, violenta, pero muy cómoda. Una revolución telefónica. No iba a tener que salir del despacho. Ser el hombre más importante del mundo tiene estas ventajas».
Leer Stradivarius Rex es sonreír, reír a veces, pero también reflexionar, investigarte, si leemos para aprender a preguntarnos por qué leemos, este Rex deviene en lectura obligada.
«Era un tipo repulsivo. Un guarro. Pero era yo. A la tercera, entendí. Cada día una vida. Cada día iba a tener que vérmelas con una vida nueva. Mi vida se había convertido en una ruleta».
Se busca el autor, se divierte, si tu libro no te divierte, será difícil que divierta a otro, si tu libro no te aporta algo, raro será que alguien se beneficie de él, se suelta Román Piña y nos deja todo lo que lleva dentro de la forma más natural.
«Salí del restaurante arrastrando los pies, con la sensación de haberme llenado el estómago y ensuciado los ojos».
Dice Pierre Reverdy que el escritor debe hacer con las palabras lo que nadie ha hecho, y así me he sentido yo mientras recorría las páginas de esta novela, como un explorador en tierra virgen.
«Eso soy. Un violín con retortijones. El eructo de un monstruo con las cuerdas vocales al borde del estallido, corroídas por las flatulencias».
La novela tiene un arranque brutal, momentos brillantes, sirve la broza para que los diamantes brillen con más fuerza, sirve todo, no le quitaría nada si fuera mía, y no se pierdan el final.
«Paris llevaba dos horas sin hacerle carantoñas. Sin decirle que era guapa. Toda Helena era un mar de dudas, toda su cabeza era un hervidero de tribulaciones y tirabuzones».
Se publicó la segunda edición en octubre de 2009 y ya debería estar agotada, libros como este no pueden quedarse estancados, espero que esta reseña genere al menos una venta.
«Les confieso que tengo un problema: no entiendo las fiestas de los pueblos. […] En fiestas a la gente le da por hacer cosas muy estrafalarias: unos cortan un pino, lo plantan en una plaza y lo engrasan, y luego se suben por él».
Lector a lector. Así vamos. Aunque Stradivarius Rex es apto para todos los públicos, está especialmente indicado para los amantes del humor y de la reflexión.
«Otros sueltan toros en calles estrechas y se juegan la vida corriendo ante ellos. Hay quien se dedica a convertir su pueblo en una gran olla de salsa de tomate».
Original, divertida, contundente, ingeniosa, corrosiva, cruda, personal, delirante, atroz, incisiva, humana, sincera, espontánea, burlona, disparatada como la vida misma.
«Pero las fiestas son una cosa de la infancia. O debería serlo. Los cumpleaños y los reyes Magos se deberían celebrar hasta que un niño adquiere uso de razón, sobre los 7 años. Las niñas antes, a los tres o cuatro».