Si en algo podemos estar seguros, es que la literatura siempre es un reflejo de la sociedad y es una crítica al contexto en el que se desarrolla. En este sentido, puedo citar ejemplos como la literatura de la revolución, literatura guachesca o las vanguardias literarias que influyeron y protagonizaron un canon. El archivo o la historia de la literatura universal tienen presentes esto y lo ejercen por medio de una crítica. La poesía toca trópicos con la finalidad de entablar un diálogo con el contexto a través de lo sensorial y las emociones, esto lo sabe muy bien Fer de la Cruz, que, en gran parte de su trayectoria, tiene presente lo antes dicho. El nacimiento de Covidario se presenta en la crisis actual en la que vivimos todos los ciudadanos del mundo. La cuarentena revive nuestras películas de ficción, el cine, los cómics y la literatura que nos gusta. La realidad no supera la ficción, dialoga con ella y se vuelven hermanas. No sé si Fer de la Cruz es de los primeros autores que tocan este tema, pero estoy seguro de que, a partir de la enajenación del encierro, vendrán más libros y vendrán las vanguardias que revivan este proceso histórico.
Fer de la Cruz no tiene más pretensión que mostrar un proceso actual y un diálogo con el canon literario. Covidiario representa como su nombre lo indica, un diario, una producción de los días de encierro. Y este, quizás es el punto más importante, pues en medio de esta situación sacamos provecho y dejamos que el arte se encargue de expandir el horizonte de las diversas lecturas. A lo largo de este texto, comentaré algunos pasajes claves, en los cuales son un punto favorable para el proceso en el que vivimos y otros aún necesitan trabajarse más.
A lo largo del libro Fer de la Cruz tiene que lidiar con las preguntas: ¿Hasta qué punto este libro es oportunista? ¿Qué decir o mostrar que no se haya dicho en las noticias? ¿Qué relevante es hacerlo? Y este es el reto entre página a página. Para eso, Fer abre universos paralelos y busca romper una unidad temática, precisamente pensando que el conflicto es global y por ende, el tratamiento poético es de la misma forma. No hay una unión, pero existe una comunión entre cada poema. Por eso no hay que extrañarnos empezar con poemas que aluden al Decamerón y al día del niño u otros más que sean parte de dedicaciones en medio de la cuarentena. Si hay algo que tiene de favorable Covidiario es el juego entre los poemas infantiles, la personificación de diversos espacios que transitan en medio de todo y de nada. El hecho de no tener una unidad se puede leer en cualquier apartado, pues cada poema abre su propio portal a su propia experiencia y este es el mejor punto del libro, cada poema transmite su propia esencia que refleja el encierro y evidentemente, también el poeta ejerce una crítica en el poema “Del palacio del rey de Cocowanda”:
“Asunto: Donación monetaria para adulto mayor
en cuarentena
Muy querido, estimadísimo señor:
Tras la imperante crisis sanitaria,
el muy excelentísimo príncipe heredero
del reino-principado federal de Cocowanda,
solicita algún alma afín y generosa
con la cual compartir el excedente
de la industria petrolero-renovable
y diamantes orgánicos,
recursos cotidianos de esta fértil nación”. (65)
La distopía en Covidario es muy recurrente, pues busca generar ciudades y lugares que sean parte del campo semántico del encierro y de políticas que se generan desde la trinchera yucateca. Fer de la Cruz disecciona todo lo que alcanza a ver y nos lo presenta en un manual de cómo leernos a partir del encierro o cómo interpretarnos a partir del encierro. Naturalmente nadie será el mismo después del COVID-19 y todo se dimensionará en otros conflictos sociales y/o personales. Nuestra identidad se cambiará la piel. Propongo que este libro se lea desde la trinchera personal, en el autoanálisis y la reflexión qué, más allá de una poética y huella digital, que sea un punto de partida para entender todo lo que nos representa en medio de la pandemia, pues los portales poéticos que Fer nos presentan son para presentarnos una visión sobre lo que para él representa y cómo lo podemos crear nuestra propia poética en cómo las imágenes o noticias que circulan, sea parte de un diario que se permee a través de los años.
Semblanza:
Jorge Manzanilla-Pérez. Estudiante del doctorado en Estudios Culturales por la Universidad de Arizona, Maestro en Escritura Creativa por la Universidad de El Paso, Texas y licenciado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Autónoma de Guerrero, ha publicado los siguientes libros de poesía: Que me sepulten recostado en la palabra (Catarsis literaria el drenaje, 2011), Escarnio (Editorial Verso Destierro, 2014), Diáfano 23 (Fondo Editorial Tierra Adentro, Col. La Ceibita, 2014) y Vitral de todos mis cuerpos (Diablura Ediciones, 2015). Obtuvo el galardón José Díaz Bolio en el 2013 y el Premio Estatal “Espíritu de las letras” en el 2015. Fue acreedor a la mención honorífica en el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Mérida 2015, también fue becario del Pecda en la categoría jóvenes creadores en el 2014. En El Paso, Texas. Obtuvo el galardón Creative Awards 2017. Obra suya se ha publicado en el New York Times y se ha traducido al portugués.