Évora Tamayo, Sospecha de asesinato, La Habana, Letras Cubanas, 1983. 171 pp.
Sospecha de asesinato es un libro de Évora Tamayo, publicado en 1983, que incluye 34 cuentos breves: “Entre trogloditas”, “Ardides”, “Me rastrilló una sonrisa calibre 45”, “Ciencia ficción”, “La secreta muerte de Ponciano”, “Cuento de las cosas”, “Test-test”, “Informe marciano”, “Último encuentro con un escritor”, “Zoología”, “Funeral pop”, “Un tipo en conflicto”, “Cuentos para abuelas enfermas”, “Reconstrucción de un rostro”, “El décimo planeta”, “Sospecha de asesinato”, “Cuando llega ese momento”, “Historia de un cosmonauta tonto”, “XVI Jones antes de los tribunales”, “Reto”, “La abuela de caperucita”, “La noticia”, “Las apuestas de Segismundo”, “Historia antigua”, “Un cuento de Navidad”, “Persistencia”, “Dospordoscuatro”, “Medicina”, “Vida de artista”, “Fantasía”, “Lectura favorita”, “Cuentos de objetos”, “Silvia” y “Pasos en la escalera”. Aunque la temática y los escenarios de los cuentos son variados, hay algo que los une: en el universo cuentístico de Évora Tamayo están presentes la ironía, la ambigüedad, el absurdo, lo fantástico y el humor.
Si tuviera que resumir el libro Sospecha de asesinato en una palabra, lo haría a través del verbo sospechar, porque si hay una acción que se repite en varios cuentos es esta. Y, a su vez, el acto de sospechar involucra dos acciones: imaginar ―o suponer― y desconfiar. Sospecha de asesinato es un paseo por universos variados en los que personajes y narradores se las ingenian para articular historias que convencen por un momento al lector, pero que al final, lo hacen dudar. Los finales de los cuentos de esta antología se parecen al espejo de Alicia: una vez que el lector llega al final, se percata de que en realidad está ingresando a otro universo posible no resuelto en el texto mismo.
El personaje principal del cuento que abre la antología “Entre trogloditas” es un niño troglodita que comienza a comportarse como humano, empieza a sonreír ―este hecho es de suma preocupación para su familia troglodita―; pero no sólo eso, sino que también imagina que viaja en el tiempo. Durante sus viajes, visita a una familia humana de la que sueña ―¿o no?― que es parte. Pero ahí, su madre humana sospecha de su comportamiento, pues según la madre, su conducta se asemeja a la de los trogloditas. No obstante, atribuye ese comportamiento tan extraño a un exceso de lecturas de ciencia ficción, motivo por el cual se da a la tarea de quemar sus lecturas. Al final surge una pregunta que al lector le parecerá difícil responder, ¿soñó el troglodita con ser humano o el niño humano soñó, debido a un exceso de lecturas, con ser troglodita?
En el cuento “La secreta muerte de Ponciano” el médico que llega a levantar el certificado de muerte de “Ponciano” sospecha que hay un oscuro secreto detrás del suicidio de este hombre, ya que Carolina, la esposa, tiene los rasgos muy masculinos; mientras que el muerto tiene los rasgos afeminados. El médico desconfía del travestismo de la esposa de Ponciano, pero al final del relato, sólo los lectores conocen el secreto.
En el cuento que da nombre a la antología, sospechar que su marido intenta matarla lleva a Marina a imaginar las diferentes situaciones en las que ese suceso puede llegar a ocurrir. La narración detallada y realista que hace Marina de su propia muerte casi convence al lector de que esta ha ocurrido, de que su marido, efectivamente, intenta matarla. Sin embargo, al final del relato aparece la duda: “Por la escalera se escucharon las voces de dos hombres que parecían trepar por el pasamanos, muy sigilosamente, acaso lleguen a tiempo y me salven” (p. 85). ¿Eran ciertas las sospechas de Marina? ¿O es Marina tan buena narradora que nos ha convencido de ello?
Así sucede también en el cuento “Vida de artista”. Monga del Real es una famosa artista circense que al ser traicionada por el amor comienza una andanza por diferentes lugares para continuar con su labor artística; pero cada vez tiene que arriesgarse o humillarse más para satisfacer al público. A partir de ese momento, la vida de Monga se convierte en una mezcla de amores fatídicos y búsqueda de fama. No obstante, el narrador nos desmiente al final de aquello que habíamos creído. Cuando Monga muere, el narrador explica:
Esa era la primera vez que Monga del Real, la famosa actriz de circo, salía de su casa rumbo al cementerio. Su parálisis total desde la niñez se lo había impedido para siempre. Los demás eran sueños de Monga y nuestra fantasía (p. 149).
Así, la imaginación en los cuentos de esta antología permite que personajes y lectores abandonen las páginas del libro y se introduzcan en el mundo de posibilidades que tiene lugar fuera de la realidad. Porque, como comenta Aline Valek en la introducción de su libro Hipersomnia crónica (2014) no es en la realidad donde ocurre la aventura.
La lectura de los cuentos de Évora Tamayo invita al lector a imitar a los personajes, a reírse con ellos, a sospechar de las acciones de otros personajes, a descubrir ―o no― sus secretos y a dejarse llevar por sus invenciones, poco importa si todo lo que se contó durante la narración resulte ser producto de la imaginación de los personajes, porque, como explica Bachelard en su libro La poética del espacio “La comprobación es la muerte de las imágenes. Imaginar será siempre más grande que vivir” (1975, p. 122).
Referencias
Bachelard, G. (1975). La poética del espacio, trad. Ernestina de Champourcín. México: FCE.
Semblanza:
Ana Karina Guzmán Bucio (Ciudad Hidalgo, Michoacán, 1993). Es editora en el Suplemento Cultural Chirimbolo. Estudió la licenciatura en literatura intercultural en la Escuela Nacional de Estudios Superiores. Colabora en el proyecto “Adopta una autora”, donde adoptó a Évora Tamayo y a Carola Saavedra. Textos suyos han aparecido en el blog Círculo de Traductores y en la revista Letralia. Participó en el IV Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes Jesús Gardea y en el V encuentro de Edición y Creación Literaria Efrén Hernández.