Nació Guardiana de la sombra de los pasos que recorren caminos sin premura, en medio del silencio de la bella noche que la acompaña. El viento le susurra y observa rostros de agua con historias y sueños libres que crecen de la montaña. Fuego y noche se conjugan como un verbo en tiempo presente que anuncia el olvido. Sus ojos intensos reflejan los sabores de mundos nuevos que al futuro ya han vencido. Son cuatro los puntos que sostienen su mirada, buscando los sonidos que respondan al cuidado. El paso firme ha perseguido y al inocente dormido ha encontrado. De un lado al otro va agitando las sonrisas, espantando llantos, tristezas y algunas penas. Caricias espera bien atenta, uniendo las almas en el sentir que las alberga. Se mira al espejo y contempla al coyote que en lo profundo suspira y habita. Refleja la fiera que en sus adentros domina. Su corazón late, brota y une sin espacios en su colina. Se escucha a lo lejos el agua de río que acaricia las piedras a su paso. Lágrimas vivas que nacieron juntas para formarla. Recorre un camino incierto que sobre la tierra va trazando, fiel al horizonte de lo cercano. El frío de la noche va anunciando ya su descenso. El árbol de luna paciente lo está esperando. Raíz profunda que abraza fuerte la inocencia y los sonidos de los valientes que hoy se han entregado. A lo lejos la voz del pueblo que aclama su victoria y celebra con tintes de colores, verdes, amarillos, rojos, cafés, historias encadenadas que aquí terminan.