No está lejano el día en que tengamos un cuerpo de gobernantes imbuidos de realismo y ese Gobierno estará integrado por jefes de negociado, realistas, que obligarán a las gentes a vivir de acuerdo con la realidad y descartando cuanto no sea realidad.
Dickens, Tiempos difíciles
Tú eres el último que debiera preocuparse por brindar su opinión sobre las situaciones sociales, y sin embargo eres el primero en pretender que el mundo necesita saber de tus pensamientos para poder funcionar con normalidad. Tú eres la manifestación carnal de todos los vicios y a su vez eres quien señala a aquellos que no van con la norma. Y aunque la situación amerite preocupación, Tú deberías ser el sujeto menos indicado para ofenderte por la situación de países europeos, ¿sabes por qué? Te refrescaré la memoria.
En M., a diario observas injusticias, ¿no lo crees? A ese niño que se acercó a ti para pedir una moneda mientras no despegaba la vista de la hamburguesa de tamaño descomunal que pretendías devorar, ¿le ofreciste un bocado? Al contrario, lo echaste a la menor provocación y luego te enjuagaste la moral con frases gastadas tales como “huy sí, afuera lo ha de estar esperando el papá”, “de seguro lo quieren para drogas”; sin embargo, en ningún momento ofreciste un trago de agua, mucho menos volteaste la vista a él y le consultaste sobre su situación, o cómo se sentía, ¿no parecen muy humanos cuando se acercan a pedir limosna, cierto?
Hablemos de la migración: casi todos los días te topas con algún migrante en el transporte público, en el semáforo o en los estacionamientos de los supermercados. Sabes que son migrantes, su aspecto físico y la manera en que se expresan los evidencian. Entonces, ¿por qué negarles el apoyo? ¿Qué de bien te hace a ti criticar su decisión de ir a buscar suerte a otro país; acaso de alguna u otra manera nunca has pensado en salir a buscar mejor suerte? Imagínate la situación tan denigrante que debieron haber tenido en su lugar de origen para aventurarse en una travesía tan llena de peligros, desgaste, hambre y cansancio. Cuando deambulan por tu ciudad quizá no hayan transcurrido ni la mitad del camino necesario para llegar al destino deseado, ¿no crees que merecen un poco de tu calor humano?
Pero qué digo, si Tú de humano solamente tienes la apariencia.
Si vivieras en Oaxaca, seguramente habrías sido de esos que colgaron mensajes de odio en contra de los migrantes centro y sudamericamericanos, como lo acontecido en días pasados, en Acatlán de Pérez Figueroa: “Amigo migrante: te informamos que tienes prohibido quedarte en esta población así como circular por sus calles en busca de ayuda por lo que debes seguir tu camino. Evita ser reportado. Atentamente: Pueblo en General”decía.
Y ojalá el mensaje en ese muro (válgame la ironía en esto último) fuera la mayor amenaza que deben vivir los migrantes que pasan por Oaxaca, pues ¿qué me dice de los asaltos, las violaciones, las muertes que suceden a diario en su territorio, señor alcalde, Maciel Sosa? ¿Qué me dices Tú?
Claro que por ello es más sencillo asomarse a las situaciones perversas que suceden en otros lugares del globo terráqueo, a donde sólo podemos llegar a través del monitor. Qué gran labor hacemos con seleccionar “me entristece” en Facebook y alzarnos el cuello por tener tema de conversación en la próxima reunión de seudo intelectuales como Tú.
Y qué pena que hayamos aprendido a ver la tragedia sólo a largas distancias, pero cuando la tenemos ante nuestras narices, no tardamos en convertirlo en una comedia.
¿Te has preguntado cómo reaccionarás el día en que tu vecino del norte, al que le has estado cuidando la frontera a capa y espada, decida sacarse de la manga que requieres ayuda para erradicar la delincuencia organizada que tú no has podido enfrentar; te invada, te ataque, te deje en ruinas y no tengas en quien ampararte?
Think about it, my friend.