Siendo una combinación entre lo fantástico y el thriller, la película Border, criaturas fronterizas nos hace cuestionarnos acerca de las fronteras entre lo identificable como humanidad y aquello que podría ser monstruoso, ¿cuáles son los límites? ¿qué nos hace diferentes?
Tina, la introvertida protagonista del Film, es quien posee un don al poder oler las emociones de los individuos, centralizándose sobre todo en la culpa y la vergüenza identificables en aquellos que caminan frente a ella en su lugar de trabajo, la aduana.
Tina se encuentra sometida en la rutina diaria, la mayor parte del día está en el trabajo y al finalizar la jornada va a casa para cenar con quien «supuestamente» es su pareja.
Todo parece ir dentro de lo normal en su vida hasta que tiene un encuentro con un ser muy peculiar, alguien muy parecido a ella, Vore, con quien se identifica desde el primer instante de su encuentro.
Mostrándonos la parte tierna, incluso inocente del monstruo, e invitando al espectador a analizar la diferencia y la línea que lo separa con lo humano, el papel que desarrolla la protagonista envuelve varios aspectos; el cómo siendo identificado como el “raro” o la “rara”, dentro de sí experimenta un cúmulo de emociones que se van dando mientras la película avanza, tal pareciera que mientras más minutos pasan, las emociones suben de nivel.
110 minutos en los que estás sentado en la butaca y que rápidamente avanzan, y en los cuales transcurren posibilidades sobre lo que se avecina en el siguiente minuto, o en la próxima escena, pero Border va más allá de lo que tú y yo podemos pensar.