Deberíamos adoptar el “Principio de los Buitres”,
ley carnívora hasta el hueso.
Aterrizar, tragar, cagar.
(Ya se murió, trae los platos, no hay papel)
Es una lástima que no lo permitan los reglamentos alimentarios y funerarios de la humanidad.
(Canibalismo, cosa del diablo)
Tanto llanto,
tanta tierra,
tanto fuego en cremaciones,
exclusivo de funerales.
Podríamos evolucionar las lágrimas en agua,
y erradicar las pipas y jicarazos en algunas colonias,
entregar las palas del cementerio a los anarquistas,
y pedirles que caven en su próxima protesta,
para entender la profundidad de sus desmadres.
¿El fuego?
yo lo donaría a la Federación del Taco,
apoyemos su producción ante la informalidad de las hamburguesas.
*
No más viajes complaciendo buitres,
no más rutas que destrocen piernas,
tengo la infección de ¡ALTO!
su único síntoma, la quietud,
impone mi cama como único destino,
y la necesidad de soñar semáforos en rojo.
La cura es simple,
alguien debe extrañar mis huellas,
buscarlas un buen rato.
El único problema,
es que sin mí en las calles,
nadie camina cabizbajo.
Semblanza:
Mario Emmanuel Pineda Quintal, Mérida, Yucatán (1986). Miembro de la Catarsis Literaria El Drenaje. Licenciado en Comunicación. Premio Estatal de Poesía Joven Jorge Lara Rivera 2006. Ha publicado en poesía las plaquetas El Cuadrante Nostálgico (2007), Prolemas (2011) y Pasajero (2016), así como en diversas revistas y antologías literarias.