Pirotecnia
Pirotecnia
son los ojos,
observan el espectáculo
de veredas despobladas,
de jardines secos,
y planos desiertos;
de ánimas salidas al paso,
envueltas en harapos
por descubrir.
Y no es cómo esperabas.
¿Acaso, algo en vida, sí lo fue?
Es como tener de todo,
pero ya no querer más nada;
es como estar presente,
en medio de una multitud,
y no poder festejar.
Es como ser sueño
en los párpados
de quien no está
dormido.
Acá nadie viene.
Nadie entra.
De acá nadie sale.
Nadie se aleja.
Sorprendidos, sosegados, dos ojos postergados
disparan alientos incoloros de aire inerte;
un desnudo y lóbrego degolladero
—preparado desde siempre—,
marcado está el sitio donde me han de fusilar.
El hambre ya no aprieta,
el tiempo y las penan ya no vuelan;
pues la vida,
la vida son solo gusanos insolentes
mordisqueando carne muerta.
Sábado
Y de pronto es sábado.
Hora de partir.
Los pasos son cortos, fríos,
como la ceniza que no supo renacer.
El viento me sospecha,
quedo en evidencia.
Una suerte de auto sabotaje,
la manzana oxidada,
y el hormiguero revolucionado de abajo hacia arriba.
Júpiter nos mira
escondido tras sus lunas,
y reflejando su miseria en mí, Calisto.
Hace un rato que ya no vendo mi sombra en tus orillas parpadeantes.
Hace un rato que ya no muero a manos del tiempo.
Tibieza ancestral,
ruptura milenaria sobre Europa,
la desconsolada brisa de un amanecer rojo y distante,
estremecido de ida y de vuelta,
con la rítmica de las mareas;
las nubes avanzan frágiles, tranquilas y mudas.
Y de pronto es sábado.
Ganímedes lo sabe.
El tenue y fugaz misterio de un espectro
que pierde el equilibrio y su lugar en la carta astral.
Ramificado en la espera, no hay rescate que valga.
Mis precipitaciones estiran el vacío.
Lleno la mitad del vaso que falta.
Probablemente, a la tarde lluevan eclipses.
La tierra, el fuego, el agua,
y un cierto magnetismo lunar
le permiten, por un breve lapso, a Ío
reflejar su oscura visión en tu ventana
que, abierta de par en par,
no pierde el tiempo,
incitándome a pasar.
Semblanza:
Enzo Farías Molina (Santiago de Chile, 1980). Escritor, compositor y productor musical. Actualmente radicado en el puerto de Coquimbo. Dentro de sus trabajos literarios se encuentra el poemario Libro Negro: Textos y Narraciones Apócrifas (Episodios I y II), compilación de poemas y ejercicios literarios publicados a través de La Página de los Cuentos entre los años 2008 y 2009; ¿Cómo llegamos con vida a este lugar? (2014) y Episodios: Libro Tercero (2017). En 2022 su cuento “El hombre que incendió el mundo” obtuvo el segundo lugar en el III Concurso de Textos Breves Beatriz “Tati” Allende Bussi, organizado por la Plataforma Socialista de Chile. Posteriormente los poemas “Del valle hacia el interior” (2023) y “Las aguas” (2024) fueron reconocidos en las versiones consecutivas 8° y 9° del Concurso de Poesía Lucila Godoy Alcayaga: Campesina Nuestra organizado por la Ilustre Municipalidad de Coquimbo y Casa de las Artes Rural. Durante el año 2024 participó del Taller Kenningar de la Fundación Pablo Neruda. Algunos de sus trabajos han sido publicados en medios digitales a nivel nacional e internacional.