Poemas de David Solís Sánchez

 

Ellos, los otros

Testarudos pasean

por suelos que no he pisado;

bajo el almendro seco, roído,

sus sombríos cuerpos.

 

Son los manchados por el viento:

los otros.

 

Vivos, débiles,

no se han reconocido,

han devuelto su propia sangre.

 

Hijos del decoro que nada abandonan:

corren, corren, se cansan, se perdonan.

Entre ellos todo es decente.

 

Cómodos en sus brillantes caminos

se deshacen al ruedo del regodeo,

tramitan un pase de voluntad.

 

Son los manchados por el viento:

los otros.

 

Se viven,

se sirven de la mano del otro;

se premian,

se castigan,

se permiten el error

ante el protegido reino.

 

 

Las fronteras

País de negras ventiscas que nos golpean;

entre cladodios de nopal se escurren las armas,

altos hombres que se esconden

reconociéndose en sí, entre coraje:

recorren los estados, falsean,

penetran en el sueño del que grita,

y lo rompen, lo violan, y lo esconden.

 

Líneas del mapa, fronteras islas,

al júbilo del cielo se pretenden,

se reconocen por demonios

que a la luz del llanto prosperan,

y su gente despierta, se levanta,

se ensucia, se tropieza, y se levanta,

se lucha, consigna, se arriesga, y vive.

 

Las fronteras se fumigan en el mitin,

en un dócil centelleo,

con la fuerte libertad -audaz fortuna-,

de pueblo, de solvencia, de aire libre;

fronteras arterias, que nos hermanan,

fronteras mismo destino: Victoria.

 

Es la lucha que recorre la vista,

se enfrenta a este silencio conforme,

al plácido beneficio servil,

al recato y miedo; viles demonios

que se empuñan sin soltar el camino,

y abro los ojos y ahí estamos juntos,

en cautela, en la fina transfusión

de una patria buena, que vuela y libera.

 

 

Mil soles

Pueblo estrecho de mil soles intactos

hallados en caminos,

hombres reviran en llanos recintos

polvosos y minados.

 

No habrá forasteros todo terreno,

los senderos sellados

se desleieron a propio contorno,

leva de puños duros.

 

Tierra enemiga de seres endebles,

arcilla consumida,

donde nacen hombres bajo los robles

en comunión osada.

 

Es polvo marchito que parlotea

por las bocas errantes,

es aire que inflama, pide presea,

es mi pueblo de soles.

 

 

Semblanza:

 

David Solís Sánchez. Estudió la Lic. en Comunicación colectiva y periodismo; cuenta con una maestría en Ciencias de la Educación y otra en Proyectos Educativos Virtuales.  Publicó los poemarios Secretos del ayer (2006), Desnúdame el alma (2008) y A tu figura mis pensares (2010). Ha escrito poesía y cuento para revistas literarias electrónicas e impresas. En el ámbito educativo es autor de los libros: Podcasting para docentes y alumnos  y Comunicación y Sociedad. Una guía práctica para la comprensión y uso de las TIC. Coautor de Podcasting Tú tienes la palabra. Ha colaborado con columnas e investigaciones de interés en diversos medios de comunicación de radio y prensa escrita. Trabaja como catedrático de la UNAM, UAEH y otras instituciones públicas y privadas.