Poemas de Andrés Gómez

1

A la vuelta de la palabra

está el otro

la sonrisa figurativa

y el entrecejo

la sombra de la sílaba

cortando la lengua

por la mitad

cantan los hijos del fragmento

a su reflejo incrustado

en la orilla

del silencio primigenio

la cazuela hierve

con nuestros nombres

que vomitaron nuestros ancestros

que cayeron en un rayo de luz

sobre nuestras frentes

que oscurecieron nuestra faz

de vagabundos cultivados

mi nombre es el tuyo

atravesado por lenguas de fuego

tan milenarias

como los ojos de un amanecer

sonoro

mi nombre resuena

en la piedras

de un mar de leche

la antigüedad de las nubes

es el polvo acuoso

del primer humano

que pidió ayuda a los dioses

“quítenme esta cadena

que no me deja saborear

los colores de las cosas”

el cosmos es una palabra

de seis letras

dos hendiduras de labio

y una vía láctea

moldean el horizonte

de su cuerpo

de nébula colorada

las estrellas son hojas

cuando la noche es otoño

después la noche se convierte

en el soliloquio del destierro

y desde ese momento

no dejamos de inventar.

 

2

En defensa de mi propio espíritu,

de mi boca seca,

de lo que soy y pienso,

trazo en el aire

este soliloquio

y se lo grito al espejo

para no sentirme solo

no me guardo las palabras

y las escupo al suelo.

 

Ya es tarde y la noche

me parece un féretro

ataviado de breves flores

 

¡qué mancha tan triste es

la luna y su silencio!

 

su redonda lejanía

que se consume en mi pecho.

 

En defensa de mi propia sombra,

de mi frente angosta,

de lo que fui y sueño,

sostengo entre dientes

el monólogo nocturno

que escupo en la calle

para no morir de miedo,

y no me guardo el lenguaje

que me consume por dentro.

 

Y la noche me sumerge

en un fúnebre derroche

de lírica monotonía

 

¡Qué mancha tan triste es

la luna y su silencio!

 

 

 

 

Semblanza:

Andrés Gómez. (León, 1996). Estudiante en la licenciatura de Letras Españolas de la Universidad de Guanajuato. Fue miembro del Fondo para las Letras Guanajuatenses en 2015 y 2017.