Vacante
Un callejón sin salida daba a la fábrica
Pulcro y duro como los estacionamientos a orillas de los balnearios populares…
No hay nada personal en los bares a la salida de la fábrica: Hombres de instintos brutales esperan el callejón sin salida del despido obrero
El despido se lleva la mitad del sueldo en una voluntad angustiosa de victoria, después la victoria la festejas en condominios de hormigón igual a la fábrica, igual a la cárcel, igual al colegio, iguales a la oficina de colocación laboral…
La calle sin salida de la pulcritud dura de un mundo impersonal
…a eso le llaman trabajo
“Lo siento, razones de la empresa”
A las 8 de la mañana, pasado el turno de noche, es probable que no sientas nada.
Te sentará mal el arriendo, la luz, el agua y la calefacción… pero no acabarás de caminar el cemento polvoriento bajo la montaña leyendo “no hay vacante” e interesándote en el precio de la cerveza.
Has tenido una colección de despidos que te ha hecho pulcro y duro.
Todos impersonales.
Frente al parque industrial, en la parte de atrás del balneario popular, te atendiste con vino en caja la noche.
Esta plazuela es ahora tu hogar… sin sueños te refriegas la cara en una pileta municipal.
Te han dicho que hay para jornal en la obra del Mall
Te han dicho que pagan bien.
Región metropolitana
Allá en los cerros frente al mar, en esta isla de vientos, cuna de sol, maravilla de los pájaros, silenciosa y amarilla, de caída vertical, rasante su majestad volcánica… en el valle, en fin, como bulla la ciudad diagonal descansa sobre el resto fósil de un pasado silenciado.
Una memoria que no se pronuncia, un recuerdo sin foto.
Avispa enloquecida, sin edad ni martirio… la cosa.
Difícil entrar, difícil comprender su gente de arcilla, su movilidad de engranaje, su resistencia de bueyes que nunca replican, responden o alegan.
Soportan en silencioso resigno el peso del látigo… y esto da rabia.
La rabia se libra sobre la ciudad, hermética como el odio tras la placida escena del televisor prendido, la puerta cerrada… un hombre borracho.
La rabia se despliega sobre un estruendo metálico, constante y afilado
y la humanidad arriba y abajo mirando al suelo.
Al suelo, al cielo y la gente.
La gente se embrutece y la multi tienda gana.
El corazón no resiste, da brinco, de golpe se hincha de un llanto reprimido y explota.
Entonces el carro lanza agua, la lacrimógena, la calle desierta, el disparo en el olvido y un almacén violado…
Charcos industriales
Se me ocurrió que era más fácil irme luciente a la esquina del mar, sin embargo; sin apuro, domestiqué la conciencia a esta soleada mañana en la puerta de casa…
La lata de cerveza me tiene un poco ebrio.
Ebrio, hasta donde lo entiendo, es el estado natural de las cosas.
Las cosas naturales, como los pájaros en la corriente, transcurren lentas y minerales absorbidas de luz y trigueñas como los cuadros de Seurat
Surreales como la lentitud beatífica que transcurre en la mente de los ebrios.
O yo ebrio, que imagino las cosas lentas, surreales y beatíficas, sumergidas de luz como los cuadros de Seurat y, sin embargo, me veo obligado a reconocer que yo, ebrio, soy una bestia.
Baste con decir que la planta voló al predio del vecino, que me echaron de tres bares y una cantina, aunque me encante esta lentitud beatifica que transcurre en la mente de los ebrios…
O yo ebrio, para qué ponerle más.
La otra vez me fui con las nubes dilatándose en la orilla de un monte que parecía de la misma espesura.
Era tan espesa el agua del recodo que parecía alquitrán azulado en los charcos industriales.
Semblanza:
Aluhel Balam Monsalves Fuentealba nace en Arica (Chile) el 13 de mayo de 1971, con ocasión del golpe de estado, en 1975, es exiliado, junto a su familia, a Italia radicándose en la ciudad de Venecia lugar donde se educa en artes plásticas, música y literatura de manera autodidacta. El 2000 regresa a Chile, país en el que se forma profesionalmente como terapeuta psicosocial trabajando en contextos de marginalidad, exclusión y riesgo social. Actualmente es egresado de la carrera de Formación de Profesores para la Educación Técnico Profesional, mención educación en salud, en el Centro de Educación Continua de la facultad de filosofía y humanidades de la Universidad Austral de Chile Participa de actividades literarias en diversas comunas de Santiago publicando en 2005, en la antología Letras del Río Mapocho en conjunto con La Agrupación de Escritores de Cerro Navia.