12.
Con el crepúsculo lanzan
sus graznidos los loros salvajes.
Una pared de hiedra
llena las pupilas.
Las telarañas se alertan,
vibran con el atardecer
para atrapar las ideas
del pasado.
Las envuelven con seda,
para deshacer y succionar
lo que pudo haber sido.
Iridiscente trampa,
agita los deseos mortales
y encadénalos.
13.
En su andar la mujer lleva
en su cabellera la luz y el olvido
en una misma trenza.
De su pensamiento brota
la orquídea de vainilla
que transforma el papel
en delicadas páginas.
Exuberante aroma,
ancestrales tejidos
de la memoria.
La luz del fondo de la calle
como trampa luminosa.
Busca el calor del hogar
perdido en la niñez rota.
Fracturada memoria:
el dolor vive
mientras crea.