Poema de Matilde Cari

La musa invertida 

Despertar dentro del sueño de un sueño,

sostener el espacio trastornado

entre la irracionalidad de los elementos.

Mujer,

lienzo.

La musa invertida de sus líneas,

acusada de silencios,

desintegrada de sus formas,

inerte entre la caducidad de la carne y la conciencia,

carente del peso de sus sombras.

Y la mutilamos del tiempo,

entre reflejos refractarios,

recuerdos hilvanados,

y presencias absurdas,

para convertirla en la pieza inerte sin tiempo,

la transformación de un sueño inocuo,

entre las superficies indelebles,

como residuo de las formas muertas.

Mientras imitamos el sonido del viento,

esperando el silencio casi tangible

y la reconstrucción de la memoria.

Algo que nos recuerde los tres lunares,

dibujados junto a su cadera,

algo que nos permita situar los brazos

en el costado derecho de su silueta,

para habitarnos de sus sombras,

y componernos de sus ritmos,

perdernos algunas veces

entre sus reflejos y sus líneas,

olvidar su falta de movimiento,

despojarnos de nuestras envolturas,

y volvernos ceniza ante el tacto de su silencio.