Poema de Tomás Sánchez

Holograma

Un holograma

se compró una puerta,

maciza, monoblock,

chapada en roble liso,

acabada con barniz natural poliform,

con herrajes de aluminio,

bisagras importadas,

de 1,10*2,40 m.,

estilo georgiano:

refinamiento y comodidad,

innovación rectangular,

densidad y volumen:

imprescindible

fuerte desembolso de energía

para su porte

(bordeando los límites de la épica,

un reto en sí misma).

La puerta no había de llevarlo lejos,

lo sé,

no había de conducirlo

a paraísos desconocidos,

recursos sin intoxicar,

sitios abandonados,

la puerta estaba ahí pero sin dirimir,

continente

pero no contenido,

la puerta no se extinguía,

no ahogaba,

no tenía sombras.

Con ella al hombro creó

su propio grupo de seguidores,

In hoc signo vinces,

Con este signo vencerás,

y lideró una procesión un tanto,

digamos, sui géneris,

ataviados todos en armonía.

A él y a sus escuderos

los vieron

con una firme devoción y creencia

en sus propias posibilidades

comenzar su travesía

en los Lagos de Covadonga,

de origen glaciar,

al que tomaron 

como referencia de partida,

fecha futura a conmemorar

y punto cero

de todo lo demás,

bajar los doce kilómetros

hasta el santuario

en irregular pendiente,

pasar de camino al sur por Madrid

haciendo piña por delante

del Wanda Metropolitano,

del Pirulí y de Torre Picasso,

también por el Paseo del Pintor Rosales,

y por la Casa de Campo,

donde hicieron un alto en el camino,

alcohol y rumanas

—no somos de piedra—,

y, tras cruzar La Mancha,

por Despeñaperros,

donde, tras un largo recorrido,

y gracias al holograma,

Sumo Sacerdotísimo,

se encontraron todos

con Ganímedes Siglo XXXV,

no se sabe muy bien

por qué relación causa-efecto,

ni si realmente se produjo

dicha relación 

o la misma fue necesaria,

pero el caso

es que se encontraron todos

con el tal Ganímedes,  

feneciendo,

a modo de colofón de un camino

de límites predeterminados:

hasta que les llegó

ésta su hora de salto al vacío

en grupo,

viajaron

durante más de dos mil pájaros:

vivir es elegir, y elegir es acotar.