Poema de Rodolfo Zamora Damonte

Mármoles

Me quedé observando una tumba abandonada 

ya no estaban las letras del nombre

las habían robado

el bronce aún cotizaba bien.

En lo que quedaba, una cruz tallada

y dos números

uno del nacimiento; el seis

otro de la muerte; el tres.

No había flores 

solo un chicle pegado en un borde

y las marcas del líquido

que ese cuerpo había expresado.

Sus vecinos de los cuatro puntos cardinales 

parecían más populares o infranqueables 

todos tenían identidad, flores

y hasta algunas culpas familiares.

Yo mismo sentí cierta piedad

y quise obsequiarle mi propio ramo 

no pude… Ni el porta flores le habían dejado

y además mi mármol me impedía estirar las manos.

Salir de la versión móvil