Mármoles
Me quedé observando una tumba abandonada
ya no estaban las letras del nombre
las habían robado
el bronce aún cotizaba bien.
En lo que quedaba, una cruz tallada
y dos números
uno del nacimiento; el seis
otro de la muerte; el tres.
No había flores
solo un chicle pegado en un borde
y las marcas del líquido
que ese cuerpo había expresado.
Sus vecinos de los cuatro puntos cardinales
parecían más populares o infranqueables
todos tenían identidad, flores
y hasta algunas culpas familiares.
Yo mismo sentí cierta piedad
y quise obsequiarle mi propio ramo
no pude… Ni el porta flores le habían dejado
y además mi mármol me impedía estirar las manos.