Guardo mi cara bajo llave
Guardo mi cara
en una cajita de madera
bajo llave,
en el cajón del tocador.
Y sí, la gente se espanta
cuando me mira por la calle
creen que he sufrido un accidente
o que soy un monstruo.
No comprenden que un hombre,
por voluntad propia,
decidiera arrancarse la cara.
Los músculos de mi rostro
me duelen
si estoy al aire libre
pero lo soporto,
todo por mantener mi cara a salvo.
En los días calurosos
la meto al refrigerador
para conservarla en buen estado.
Trato de asearla,
mantenerla limpia y sin polvo.
Y a la cajita le he colocado un espejo
para que mi cara pueda observarse.
No entiendo cómo los demás
pueden vivir con su cara pegada a ellos.
La malgastan, la ensucian, la estropean,
la reducen a un accesorio más del cuerpo,
con cada gesto la arrugan y hacen vieja,
la llenan de polvo y telarañas.
He decidido conservar mi cara,
no gastarla con cualquiera,
para que en ese preciso momento
en el que coincidamos
sea perfecta para ti.
Quiero que la encuentres
bella, ilustre, inmaculada.