Semen o lumbre
pesa sobre la calle,
o pasa dibujando
laureles alas
de fiero
hidrógeno. Una corteza
de oxígeno expira al centro
del diluvio y los calambres
del ambiente
se siguen extendiendo
en los colores de la ventana
como pirotecnia y fiebre
distendida.
Nadie sale. La humedad
clava colmillos en el corazón
de la mesa.
Semental, acuífero
silencio. Caballo de niebla
en el pensamiento.
Cierra los ojos.
Deja entrar el agua
entre las grietas
de las manos. Los
cascos de la tarde re-
suenan luidos, desgranan
piedras, semillas, polvo
diminuto.