Un recorrido cotidiano
He pensado que todos los caminos/ nos llevan siempre/ a fin de cuentas/ al mismo lugar/ para morir en cualquier lado
Llueve / Emerges de la gruta de tu cautiverio/ enfundas un paraguas/ miras a izquierda y a derecha/ das vuelta sin sentido/ En cualquier parte tropiezas/ con hierofantes retirados/ con sibilas cirróticas/ y no ves ningún socrático unicornio cerca/ Comprendes que los años te acribillan
El camino está siempre en tus narices/ y todo lo aprendido no te sirve/ para saber/ en dónde espera un lecho a tu medida/ Entras a un café/ hojeas el periódico/ y todo te resulta un monstruo cotidiano:/ el político/ el violador/ el naufragio/ la guerra
Abres la puerta y sales al mundo/ compras comida para sentirte vivo/ conversas con la gente sobre penas/ risas y anhelos/ pero siempre te sorprendes aislado/ recitando a un muerto en tus adentros
Cuando emprendes viaje/ es conveniente llevar contigo la memoria/ así sabrás volver sobre tus pasos/ En todo caso el camino es el mismo/ y si no regresas/ y ni siquiera la filosofía puede orientarte/ comprenderás que llevas puesto el equipaje/ para cuando te encuentres/ ciertamente solo.
Consejos para el hijo que no tengo
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Hijo mío:/ no acudas al llamado de los fatuos/ sabe que todos los tronos son falsos/ entiende que el misterio vale más que la certeza/ Sí/ corre con tu necedad/ mas no la vuelvas engreimiento/ ocúltala lejos de los envidiosos/ púlela y estrújala hasta ser piedra preciosa/ Desconfía/ hazlo siempre/ porque de la duda nace la verdad/ y cuando ésta se marchita/ tú floreces/ Crea tu versión del mundo/ Cuando seas firme y fuerte no envanezcas/ Cuando seas débil no odies/ La apatía es cruel amante/ la envidia boba compañía/ la soberbia miope consejera/ Busca la amistad/ cultívala/ porque ella es el amor/ incondicional/ perdurable/ ¿El exceso?/ móntalo/ no te detengas hasta dominar/ paso/ trote/ y galope/ y si caes/ medita en qué has fallado y vuelve a intentarlo/ Escárzate las telarañas de la superstición/ abole el yugo de la superchería/ vence al tirano miedo/ Escapa de la gente que ríe falsamente/ porque no han aprendido que la vida es una broma/ Ignora al que todo lo sabe/ porque no sabe nada/ Huye del insolente/ del hipócrita/ del cruel/ y sobre todo del zalamero/ porque ese será quien te traicione.
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El futuro/ hijo mío/ ¡qué nos importa!/ Sabemos que el progreso ha fracaso en detrimento de la especie/ Nunca tuvimos carros voladores/ ni robots mayordomo/ ni metrópolis verdes/ Nunca llegó la paz/ y nunca llegará (es hora de aceptarlo)/ porque la paz sólo atañe a los que han decidido renunciar al impulso/ y habrá quien venga a buscar tu cabeza/ quien quiera sacrificar tu corazón
Por eso vuela/ pajarito/ que este mundo no es un dulce sueño/ ni una escala antes del paraíso/ este planeta está hecho para supervivencia del más apto/ y la muerte y la gloria no realizan distingos entre buenos/ sabios/ tiranos/ santos/ genios/ mercenarios/ estúpidos… ¡Este vientre es feroz!/ cada semana lo amenaza un asteroide distinto/ un país distinto/ un imbécil distinto/ Corre el dinero igual que la sangre
El futuro/ hijo mío/ pasa frente a tus ojos todo el tiempo/ y hay que saber cuál y qué es el presente/ Por eso sobrevuela la faz del astro/ ve que el infierno es aquí/ que cada quien tendrá que velar por sus demonios.
Semblanza:
Mario Panyagua (Ciudad de México, 1982). Formó parte de la Compañía del Teatro Popular Universitario, dirigida por Rodolfo Alcaraz (Jacobo De). Fue becario del FONCA (Jóvenes Creadores 2015-2016 *Poesía). Ha publicado en revistas como La Colmena, Algarabía, Palabrijes, Laberinto, entre otras. De su autoría son los poemarios: Pueblerío (Malpaís Ediciones) y Los cisnes no cantan cuando mueren. Funge como cronista de la revista Metrópoli Ficción desde 2014. Colabora como docente en el Programa de talleres de la UACM, coordinando cursos de literatura para reos dentro de los centros penitenciarios de la Ciudad de México.