Gramo de glaciar
Desarrópame y devuélveme a mí,
que tus manos no naveguen en mis sienes
ni tu cuerpo me tiña de amanecer.
Que todo tu aroma se escurra,
líquido,
hasta regresar a un primer minuto
donde no te lleves mi devoción.
Desarrópame, entonces,
ahora que eres un punto minúsculo
encadenado a mi cintura,
como si tu amor forzatario
no se hubiera escrito en mis hombros.
Desarrópame completa, gramo de glaciar,
que tu avalancha de culpa
mortifique copo a copo mi tiempo
y tu invierno termine de secar mi verano.