Poema de Izel Shamaní

Enunciación de la memoria

En la migración de las sombras hacia las paredes de adobe

cuando crujía el carbón al centro de tu cocina

y el frío escapaba hacia los ángulos del techo

nidos de lluvia

En la soledad

que parece haber envenenado el pozo

―agua profunda y presa que contó tus años

agua de arrugas transparentes

agua que te miró sin juzgarte―

está la enunciación de tu memoria

En silencio, los frutos pesaron más a tus manos

de a poco cesó la verticalidad de tu espalda

y así, más cerca del polvo, se fue el miedo a la desdicha

Cada ranura en este barro

―barro de vajilla, barro de maceta, barro de tus manos y tus pies―

es huella de la geografía de tu juventud

Tus animales

envueltos en silencio, ese perfume de la nada

tomaban nota de la fragilidad de tu cuerpo

mientras esperaban tu ofrenda de alimento

eras amanecer en el altar de sus ojos

Acomodo lo que queda de tu voz en mis oídos

como quien acomoda cartas en un cajón

palpo el límite de tus objetos, donde dejaste tu huella más pura

Camino hasta el portón

al otro lado acecha un viento más frío, aire de agricultura

aquí crece tu nombre en la enredadera, sigue bordado en los nidos de araña

hechos de hilo tan fino como el que une tus historias con mis recuerdos