Profundidad
¿Cómo dar cabida a otra emoción?
Si perfectamente reconozco la tristeza ahogada en mi garganta.
No me confundo, no es enojo ni coraje.
Me he hundido en el inmenso océano de la esperanza,
Armada solamente con mi fe,
Llenándome los pulmones fingiendo ser aire;
Y con brazadas de ilusión que me llevaron, pronto, muy pronto,
A ahogarme en la insípida, solitaria, pero siempre segura orilla;
Mi playa más tranquila, mi tristeza suplica descanso,
Y yo, inevitablemente, pienso en esa arena,
Y creo que le extraño, como una trampa que perseverante,
Tejí antes de zarpar mis barcos,
Sabiendo, cual oráculo impávido de tiempo,
Que regresaría, vencida, sin cabeza, insignia triunfante, de ningún minotauro.
Me espera, me quitò la esperanza y me regaló la eterna espera,
Para que aprendiera a diferenciarles,
A saberles y vivirles prudentemente, distantes.
Convencida estoy, de volverme amazona de uno de los dos destinos,
Y sé que no es donde gozo amante,
sino aquel en el que débil me muevo, por saberme tan vulnerable.
Mi océano de tristeza me condena;
Mis lagrimas me cubren del frío,
Pero son demasiadas,
Ha rebasado pronto el tibio calor del nido,
Condenando a Tántalo a todo,
Menos a la muerte, quizá al olvido.
Una parte de mí decidió no viajar.
Cobarde se burla del dolor que mis partes valientes,
Se empeñan en cicatrizar.
Ese pequeño fragmento de mi ser,
Se sienta a contemplar el horizonte desde mi playa,
No aleja su eterna mirada, ni un segundo de mi batalla personal,
Le observo su faz, tan tranquila, mientras yo intento desesperada, no naufragar.
La reconozco desde lejos, de inmediato,
Es todo aquello que me hace falta para navegar,
Es mi faro y mi noche, la única esperanza de lealtad.
La decisión se resuelve inconstante,
Me cuestiono ¿qué es lo prudente?
Y me descubro deseando aquello que me tanto me hace amar.
La duda me ataca con furia de olas,
Me insiste continua, en un deber existencial.
La pregunta nunca fue si todo lo que encuentro,
Me deviene en parajes lejanos,
Donde todo es igual.
El enigma verdadero es descubrir el profundo deseo,
Aquel con el que vibra este corazón aventurero,
Que vuelto corsario,
Lo único que sabe es vivir en la vasta mar,
Aprender como su arte,
El vaivén de la aguamarina,
Gritando en largos silencios,
Todos los secretos para dejarse navegar.
Semblanza:
Herzel Nashiely García Márquez. Es Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco con línea de investigación social. Cursó la especialización en Neuropsicología en el Instituto Superior de Estudios Psicológicos en Barcelona, España, y estudió la Maestría en Educación Superior en la Universidad La Salle Benavente y la Maestría en Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca´; Estudiò el doctorado en Evaluación Educativa por la Universidad Anáhuac Norte. Es diplomada en Logoterapia y análisis existencial por Dau-Peru, en asertividad y análisis del dibujo infantil por la Facultad de Psicología de la Habana, Cuba y en Maker-centered learning por Harvard Graduate School of Education. Ha sido docente a nivel primaria, secundaria, preparatoria,licenciatura y maestría. Tiene más de 13 años practicando la psicología clínica especializándose en la atención de niños y adolescentes. En el ámbito académico también ha desempeñado funciones directivas y a nivel literario ha publicado en revistas universitarias, creación poética y narrativa. En la actualidad colabora como consultora en el área de Investigación y Gestión Académica de la Oficina Central de la Red de Colegios Semper Altius y es locutora del programa radiofónico: Cultura espontánea.