Martes rojo
Afilan las armas largas de la pobreza
con la piedra del odio y del rencor
siembran semillas en bolsas negras
la puta muerte que a prisa corre
sogas de la discordia cuelgan también
ramas verdes que se hacen frondas
en un pueblo al que llamamos ciudad.
A veces la perra, cara encapuchada cuenta:
uno, dos, tres, cuatro, cinco… disparo
Le gustan los números, no es Pedro o Juan,
es 13, 8, 24. Es el azahar que la divierte.
La idiota muerte llama a un pueblo o ciudad:
plaza. Es la supervivencia y es el miedo.
Castigados son también los consumidores
que la traicionan, a ella le gustan los fieles
hay que advertir con sangre y con terror
donde deben comprar, qué puerta tocan.
Los centinelas son amigos suyos
la cuidan, la protegen, la estiman
les ha dado más pan para sus mesas.
Nunca seas chivatón, a ella no le gusta.
Los centinelas te harán una encuesta
dolorosa y cobarde, habrás de resistir
putazo tras putazo si quieres vivir, resiste.
Esta puta, idiota muerte, no tiene sexo
no debo confundirme, hay escenarios
que no tienen sexo. La muerte, la vida, Dios.