Poema de Georgina Navarro

Se habían llenado de agua

mis caderas

 

pulmones álveos

 

mi frente      y mis dedos

 

y es hoy sólo tu fuego el que

revela mis páramos de tierra

hectáreas suaves.

 

Emergen mis colinas bajo tus manos.

 

Desierto ardiente

tu aliento

que vuelve nube mi llanto.