juana
la estremece el rugir de motosierras
un árbol se desploma con ruido de lluvias
crujido, golpe seco
un revoloteo de hojarasca
y otro árbol, íntimo, se le quiebra en sollozos
lo que ve hiere su mirada
la selva devastada
una banda de loros en vuelo atolondrado
que no halla dónde posarse
lejos de ella y de todo, apoltronado en la galería
tarzán sonríe tontamente
el bungalow navega hacia un puerto de ruinas
de a ratos ensaya el antiguo grito
afónico, desafinado, no logra completar la frase
un alzheimer incipiente, dijeron
está cada vez más gordo, tiene ataques de ciática
a veces lagrimea
meses atrás el profesor finlander se disparó un escopetazo en la boca
a tantor lo abatieron cazadores de marfil
swali emigró con los suyos al arrabal de una ciudad emponzoñada
lleva clavados juana los aguijones del ultraje, el despojo, el asedio
los ojos por defenderla se le nublan, el borrón
retiene historias añejas
del tiempo en que tomados de las lianas volaban
de un árbol a otro y de ese a la laguna
el splash, las risas
aquellos chapuzones gozosos
hoy nadie se interesa en películas nuevas
los cómics han dejado de dibujarse
los derechos de las novelas son de dominio público
una vez por semana se detiene la camioneta de asistencia social
hacen preguntas, les miden la presión
aconsejan menos harina, menos grasa, poca sal
les entregan una bolsa de víveres
con mucha harina, medio kilo de sal, un bloque de grasa
y parten
dejándolos un poco más solos
Semblanza:
Ernesto Tancovich. Supongo que el escribidor es el lector que un día decide leerse. Mi historia es ante todo la de mis lecturas. Comics de los 50, y Verne, Salgari, las policiales. Luego, con los años, mucho de lo demás, en tumultuoso desorden. Bordeando mis 70 me asomo al espejo de la escritura. Antecedentes, pocos y de estos meses. Un tercer premio de microrrelato y publicación de la Universidad de Tucumán, una de las dos menciones del Premio Provincia de Córdoba, por mi libro El niño stalinista y publicación en Apología 3, de ediciones Letras del Sur. Casi todo lo que llevo escrito está inédito o en proceso. Me declaro, entonces, autor cuasi póstumo. Y colorín colorado.