Poema de David de la Cruz

Reminiscencia

 

Tengo una mujer en la mente

no sé cómo ni cuándo llegó,

ni siquiera sé quién es

pero estoy seguro de que la conozco

está cerca no sé en dónde,

siento su presencia

como abrazándome fuerte por la espalda

cuando el frío empieza a quemar

escucho pasos como los de mi sombra

aunque por más que intento

no logro distinguir su silueta reflejada

en el cándido asfalto de la ciudad

tengo una mujer en la mente

la he soñado anoche, estuvo conmigo

estuvimos juntos viajando

rondando por las calles

danzando entre la lluvia

la pasamos bien, nos besamos

y sentí su sexo, humedecía,

la masturbe dulcemente

en la parte trasera de mi auto

tengo una mujer en la mente.

 

 

¿Qué le queda a este mundo que no hayamos violado ya?

¿A qué estás jugando, chico?

¿Te gusta el dolor?

¿Te gusta sufrir y destruir?

No hace falta contemplar tus ojos

hinchados, tu mirada caída y la

sonrisa desviada que tenés

para notar cuán mal estás.

Mira a tu alrededor,

el mundo es hedonista y aunque

paradójicamente, tú no, tu malestar

es también un reflejo social.

Te hiere lo ajeno, te frustra

lo que estás viendo; ya la gente

ni siquiera sabe pedir perdón

y aunque el viento no sopla fuerte

basta con salir un momento para

sentir lo frío que está el ambiente.

Es el alma de la sociedad.

Aunque intentes adaptarte

sabes que no podrás, todo

lo que hacen es todo lo que odias

aunque ahí estás, siguiendo hasta el final.

Por lo que, más que preguntarnos

qué les queda a los jóvenes,

deberíamos cuestionarnos:

¿qué le queda a este mundo que no hayamos violado ya?

 

Semblanza:

David de la Cruz (México, 1994) es estudiante de sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana y fue coordinador del círculo literario de la misma, ha publicado para Digo.Palabra.txt., Somos Letras y Errr Magazine.