Reminiscencia
Tengo una mujer en la mente
no sé cómo ni cuándo llegó,
ni siquiera sé quién es
pero estoy seguro de que la conozco
está cerca no sé en dónde,
siento su presencia
como abrazándome fuerte por la espalda
cuando el frío empieza a quemar
escucho pasos como los de mi sombra
aunque por más que intento
no logro distinguir su silueta reflejada
en el cándido asfalto de la ciudad
tengo una mujer en la mente
la he soñado anoche, estuvo conmigo
estuvimos juntos viajando
rondando por las calles
danzando entre la lluvia
la pasamos bien, nos besamos
y sentí su sexo, humedecía,
la masturbe dulcemente
en la parte trasera de mi auto
tengo una mujer en la mente.
¿Qué le queda a este mundo que no hayamos violado ya?
¿A qué estás jugando, chico?
¿Te gusta el dolor?
¿Te gusta sufrir y destruir?
No hace falta contemplar tus ojos
hinchados, tu mirada caída y la
sonrisa desviada que tenés
para notar cuán mal estás.
Mira a tu alrededor,
el mundo es hedonista y aunque
paradójicamente, tú no, tu malestar
es también un reflejo social.
Te hiere lo ajeno, te frustra
lo que estás viendo; ya la gente
ni siquiera sabe pedir perdón
y aunque el viento no sopla fuerte
basta con salir un momento para
sentir lo frío que está el ambiente.
Es el alma de la sociedad.
Aunque intentes adaptarte
sabes que no podrás, todo
lo que hacen es todo lo que odias
aunque ahí estás, siguiendo hasta el final.
Por lo que, más que preguntarnos
qué les queda a los jóvenes,
deberíamos cuestionarnos:
¿qué le queda a este mundo que no hayamos violado ya?
Semblanza:
David de la Cruz (México, 1994) es estudiante de sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana y fue coordinador del círculo literario de la misma, ha publicado para Digo.Palabra.txt., Somos Letras y Errr Magazine.