Poema de Anadela Ramírez Sánchez

I

Esto que se pasea por mi boca

 le da nombre a lo desconocido.

Se proyecta ante mí

como una luz sucesiva de palabras

que rosan el espacio infinito

entre lo oculto y lo incierto.

Esto que se pasea por mi boca,

y se convierte en una grieta transparente

aborda mi cuerpo hasta el cansancio.

Esto que se pasea por mi boca

 ha nacido del odio.

Viene de lejos,

 se aloja aquí,

debajo de mis muslos.

II

Deja que los perros ladren

puede que allá afuera

se esté formando un nuevo origen

en donde el silencio

que sale de mi voz

es sólo la contemplación que genera

 el poder de nuestros cuerpos

cuando se acercan, a tientas,

al interior de una habitación deshabitada.