Poema de Alexander Bustos Castillo

Tolstói otea cabronadas

 

Tolstói, el más fiero bovino de mi hatajo

otea con desdén y cabronada

a una mariposa azul.

La pobrecita, huye del mal tiempo del Norte

tanta ha sido su desesperación

que ha tomado como atajo

las áridas tierras boreales

confrontando malas tempestades

socavón tras socavón

mucho trecho

para tan bello ser del aire

elemento

que hoy reposa en los cuernos

de mi encolerizado buey.

No es culpa suya,

la lepidóptera no es solamente un ser fugitivo

ella cree que ha llegado a una suerte de Olimpo

que quién la otea con desdén y cabronada es Asterión  y que yo soy Teseo.

 

Fabula que ve sangre y edificios que caminan.

Volar entre la bruma no es tan divertido.

Ha sido un largo viaje para ella.

 

Yo, el quimérico Teseo

colmo de estrujones a Tolstói

(amoroso amigo mío)

para redimir su estadía

en la veterinaria municipal.

«Allá, por cierto, dejó de ser oto toro, para ser buey».