Tolstói otea cabronadas
Tolstói, el más fiero bovino de mi hatajo
otea con desdén y cabronada
a una mariposa azul.
La pobrecita, huye del mal tiempo del Norte
tanta ha sido su desesperación
que ha tomado como atajo
las áridas tierras boreales
confrontando malas tempestades
socavón tras socavón
mucho trecho
para tan bello ser del aire
elemento
que hoy reposa en los cuernos
de mi encolerizado buey.
No es culpa suya,
la lepidóptera no es solamente un ser fugitivo
ella cree que ha llegado a una suerte de Olimpo
que quién la otea con desdén y cabronada es Asterión y que yo soy Teseo.
Fabula que ve sangre y edificios que caminan.
Volar entre la bruma no es tan divertido.
Ha sido un largo viaje para ella.
Yo, el quimérico Teseo
colmo de estrujones a Tolstói
(amoroso amigo mío)
para redimir su estadía
en la veterinaria municipal.
«Allá, por cierto, dejó de ser oto toro, para ser buey».