Fragmentos de La tarde mirando fijamente una isla
…un poema como una isla donde el lector no entiende lo que pasa
y sólo desespera e intenta en vano atravesar el mar.
Christian Peña
I
Eran pálidos los rostros que descubrí en aquella isla. Flores sin perfume palpitan vida mirando fijamente un océano que no deja de mecerse. El reflejo de fragatas busca sobre piedras presagios del hombre en los fragmentos de luz que llevan rumores en las escamas de incendiarios peces al otro lado del mar. Eran los paisajes quienes dejaban en su piel yerbajos de voces susurrantes, crecidas, hinchando la epidermis entre los despojos de la tarde. Eran aquellas sombras los bultos foráneos llegados a los pies de manglares diurnos, sin aromas, sin adornos, ni idiomas que identifiquen esos asombros de mar en el llanto de un oloroso cadáver con ojos azules.
II
Islas germinan después de que los huracanes mueren. Nacen sabiendo todos los idiomas y beben rostros que el oleaje lleva para adornar sus pies. Tienen piel cobriza y surgen con crines luminosas en la efímera mirada de floras llegadas a los bordes del crepúsculo. Crecen los exilios. Juegan a ser doradas primaveras, en el canto de una hoguera de pájaros inquietos cuando horas absolutas ocupan desdichas. Se habla plenamente de suicidas. De agonías entre enredaderas que grandes galeones dejan en su rota travesía. En otra vida las islas crecen en las uñas de Dios. La música:extravío silente que deja el viento al dormir su lengua. Una idea fija es nombrar la tonalidad del vacío estancada en la proa desierta del caribe.
III
Frases nunca mencionadas se acomodan en el agua y sus azules velas. Más allá los cuerpos del mangle se yerguen al entregarse a la lluvia: reflejos despojados en una tarde sin sueñosni travesías que contar bajo el abrazo de las palmeras. Aguas en el aliento de naves que se hunden. Huesos de niños serenos con mugre en párpados y sueños. Mar con arena de crepúsculo en su corriente al hundir letanías en una libre oración de navegantes prosas. Anochecen ojos desorbitados en los puertos de hinchadas marionetas que se vuelven polvo en la ciudad gestada en el centro del huracán. Islas: frases diminutas, países de lenguajes infinitos y artilugios sonoros. Mujeres divagan con ramilletes de nubes en el eco que sucede en un sueño escondido bajo las piedras.
Semblanza:
Aarón Rueda (Las Choapas, Veracruz. 1986). Sus poemas aparecen en diversas antologías de Estados Unidos, Brasil, El Salvador, Venezuela, India, España, Perú, Chile, Colombia y México. Ha publicado los poemarios: Remos de sal (Letroleum,2011), La sangre florecida (Floricanto, 2013), Arrullo de la tierra (UJAT, 2013), Despliegue de dolores donde todo parece oscuro (UJAT, 2015), y Cachalote (IMACT, 2016). Recibió el Premio Nacional de Poesía Rosario Castellanos (2012), Premio Nacional de Poesía Ramón Figuerola Ruíz (2013), Premio Universitario de Poesía Teresa Vera (2014), los Juegos Florales Nacionales de Toluca (2016), los Juegos Florales Nacionales Universitarios (2017), los Juegos Florales Nacionales de Jiquilpan (2017) y Premio Tabasco de Poesía José Carlos Becerra (2018).