Es cierto que los medios de comunicación digitales nos permiten expresarnos con mayor facilidad. Tan sencillo como ingresar a cualquier red social, buscar alguna noticia y comentarla. Sin embargo, la facilidad de expresión no implica la certeza de la comunicación.
Una de mis pasiones, por así decirlo, es leer los comentarios que los usuarios hacen a las noticias. Resulta de más interesante encontrar que la mayoría de estos mensajes no tienen relación alguna con la nota principal. Lo que me hace concluir que, existe expresión, pero no comunicación. Y lo que debería ser ágora moderna, no pasa de tormenta de arena.
Es cierto también que no debemos considerar la Doxa, una simple opinión, con la episteme, un argumento. Pero es que esa tormenta de arena de opiniones no permite visualizar el comentario serio, oculto entre comentarios sin sentido. (Invito a los interesados a leer los comentarios de cualquier noticia).
Los modernos “influencers”, “youtubers” “bloggers” llaman a aquellos que no tienen comunicación efectiva o que se dedica a difamar como “heaters”. Pero el problema va más allá del odio. O eso creo. Porque para mí se trata de una cuestión de comunicación, en el que sus elementos básicos no tienen coherencia con el resto.
Además, no puedo dejar de relacionar con la repetición de un pasaje bíblico, que desde mi doxa, es más bien el cumplimiento de una antigua profecía.
“…Cuando toda la tierra hablaba la misma lengua y usaba las mismas palabras… Los hombres comenzaron a edificar una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo…”.
En dicho pasaje universalmente conocido, surgieron una serie de infortunios, (principalmente la participación de Dios) que hicieron que la lengua única se fragmentara en muchas, por lo cual, los hombres y las mujeres ya no pudieron comunicarse, dispersándose en todo el mundo. Por ese hecho la torre cayó y Babel quedó abandonada. El pasaje trata de explicar (justificar) la existencia de muchas razas y lenguas. Lejos del aspecto religioso, connota algo de sentido común, es sumamente difícil comunicarnos sin un mismo lenguaje. Así de simple.
En ese sentido, la pluralidad de opiniones puede servir para forjar uno más fuerte. Pero ese panorama todavía aparece lejano (y que se aleja en lugar de acercarse), una oportunidad que se está perdiendo. Porque el lenguaje se distancia entre emisor, receptor y mensaje.
Eso es lo que pienso que está sucediendo en la actualidad. No sólo hemos perdido la lengua única y universal. También hemos perdimos la lengua que nos unía como nación y más importante, el sentido de ello. Por eso se ha dificultado la comunicación, condenando a enfrentarnos y dispersarnos Hasta que una misma lengua vuelva a unirnos.