En el partidazo andan vueltos locos con la candidatura de Ricardo Anaya Cortés y ya hallaron el modo de jorobarle la existencia con toda la fuerza del Estado: lavado de dinero.
Los azules no se dejaron y haciendo honor al sabio refranero popular (aquel que detalla la tonalidad y tamaño de sus gónadas) han hecho lo propio en contra del cuarentaynueveañero doctor Meade, a quien no se cansan de culpar por el fracaso de las reformas estructurales, especialmente la energética; la increíble incapacidad y discapacidad económica de millones de mexicanos, y por supuesto, la telenovela protagonizada por verdaderas joyas de la política, como la señora de apellido Robles y nombre Rosario, sí, la izquierdista-perredista-priista que supo jugar bien sus cartas para seguir viviendo y disfrutando de los placeres que consigo trae siempre el mal llamado servicio público.
Lo cierto es que “se están dando hasta con la cubeta” y esa es una de las frases favoritas de este humilde e ignorante servidor para describir la lucha encarnizada que sostienen partes supuestamente “en conflicto”. Esas siete palabras sintetizan el “baño de sangre”, la “dantesca escena” y hasta lo “pavoroso” del puñal utilizado para acabar con el “enemigo”.
La novela, queridos lectores, tiene su mucho de verdad y su más de diversión:
“José Antonio Meade Kuribreña no solamente fue tapadera de la corrupción desmedida de este gobierno, sino que también fue cómplice de desvíos que seguramente fueron a parar a las campañas electorales del PRI”, especula Acción Nacional, partido que, además, hace un señalamiento directo: El candidato del PRI incurrió en lo establecido en el artículo 214 del Código Penal y en el artículo 19 de la Ley de Responsabilidades de Servidores Públicos. “Ni Meade ni ninguno de sus voceros han negado los desvíos millonarios en Sedesol”, advirtió la Coalición Por México al Frente al exhibir las responsabilidades en las que incurrió el hoy candidato del PRI, así como la inacción de la Procuraduría General de la República para investigar estos delitos.
La respuesta del partidazo entonces no podía llegar tarde: El equipo de campaña de Ricardo Anaya dijo falsamente que, derivado de una auditoría realizada al Programa de Adultos Mayores de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), no se derivaron suspensiones a servidores públicos. Nuevamente se trata de una mentira. Como se hizo público a través del comunicado oficial número 352 emitido por la SEDESOL el 9 de diciembre de 2016 (https://www.gob.mx/sedesol/prensa/95043), más de 400 servidores públicos fueron suspendidos y separados de sus encargos, resultado de una auditoría que solicitó José Antonio Meade durante su gestión en esta dependencia…
La tragicomedia entre estas dos entidades (PRI/PAN) ya empieza a rendir algunos frutos. Unos hablan de relevo, otros están felices porque avanzan a pasos agigantados (jajajajaja) para dejar ese nada honroso tercer lugar y rasgar el segundo. Se señalan fraudes, desvíos, dudas y arcas vacías y ni hablar de complicidades y estratégicos escondrijos.
El índice incólume, potente y juzgador de unos y otros apunta a ex secretarios, a ex gobernadores, a ex directoras de tacón dorado, a universidades y hasta a la señora de las gorditas por haber tenido la osadía de haber hecho quecas para alguien. La investigación, por supuesto, se centrará en esa peligrosa vendedora de antojitos y en unos lustros recibiremos la buena noticia sobre un gran descubrimiento: pese a lo que piensen las buenas y bienintencionadas consciencias, no todas las quesadillas llevan queso y, por supuesto, seguiremos informando…
Una gran despedida para el que vive en Los Pinos.
Acudió al campo Marte para presidir su último homenaje a la bandera en calidad de presidente pero, en una “casual” ironía, esta fue izada de cabeza y así ondeó al viento por varios minutos mientras las cámaras daban cuenta de la molestia en el rostro de peña, quien durante su discurso tuvo otra de sus ya tristemente célebres ocurrencias y trató de minimizar el hecho: “no importa si está al revés o al derecho, hacia atrás o hacia adelante, la bandera es el símbolo que nos da sentido de identidad, de pertenencia”.
Lo sucedido es un penoso reflejo de las condiciones en que se encuentra el país y, pese a lo que diga el grandioso estadista, el incólume gobernante, el “líder”, SÍ importa.
Como he reconocido anteriormente, soy un ignorante y por eso consulté la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno nacionales, que en su artículo 56 señala: “Las contravenciones a la presente Ley que no constituyan delito conforme a lo previsto en el Código Penal para el Distrito Federal en materia de fuero común, y para toda la República en materia de fuero federal, pero que impliquen desacato o falta de respeto a los Símbolos Patrios, se castigarán, según su gravedad y la condición del infractor, con multa hasta por el equivalente a doscientas cincuenta veces el salario mínimo, o con arresto hasta por treinta y seis horas. Si la infracción se comete con fines de lucro, la multa podrá imponerse hasta por el equivalente a mil veces el salario mínimo. Procederá la sanción de decomiso para los artículos que reproduzcan ilícitamente el Escudo, la Bandera, o el Himno Nacionales…”.
La bandera, con todo y escudo nacional, estuvo así unos minutos y los que saben no tardaron en reconocerlo: el hecho fue una alegoría sobre lo que ocurre en el país y las condiciones en que ha avanzado durante el presente sexenio que nada más no termina de acabarse. La afirmación es tristemente cierta, aunque debería preocuparnos un poco y reconocer que México está de cabeza desde hace muchos, muchos años…