18:33h. Bueno, 34. Sí, he mirado el reloj del ordenador. Por si me había equivocado. El tiempo vuela. Iba a escribir sobre el ensayo de Julio Camba. Un año en el otro mundo, se titula.
Pero en tiempos de pandemia, quiero contarme algo pandémico. Por si no me lee nadie más. Los escritores desconocidos tenemos que escribir para nosotros por si no nos lee nadie más.
Dos párrafos. Y aún no he dicho nada. Cortos, sí. Me gustan los párrafos cortos. ¿Qué me puedo contar sobre la pandemia? ¿Cómo me está afectando? ¿Qué voy a sacar de ella?
Para empezar, tenía un concierto con Prolýmbux. Para el 21 de mayo. Y se ha aplazado. Así que de momento no hay ensayos. Tampoco ensayo en solitario. Pero sí he empezado a componer para el séptimo álbum.
También estoy versionando mi tercera obra. Nadando contracorriente. Podría salir en otoño. Tenía 56.000 palabras y se ha quedado en 40.000. Si sale, será la segunda edición y también la segunda versión.
En cuanto a la cotidianidad, como vivimos en el campo, tenemos mucho trabajo. Hemos arrancado dos tocones. Ahora estamos con el tercero y último. Está duro como la piedra.
En cuanto a la relación de pareja. Muy bien. Tomamos el sol. Paseamos por la finca. Estamos más relajados. Hemos limpiado cosas que llevaban mucho tiempo sucias. Y seguimos.
Ahora toca hablar de vosotros. De los que estáis al otro lado. No veo a nadie. Cosa normal. Mi mujer se encarga de la compra semanal. Antes la hacía yo. Ahora no salgo de la finca.
En las redes noto un desinterés natural. Me da la sensación de que la gente no consigue concentrarse. Es un sentimiento que tengo. Podría ser un sentimiento que no se corresponde con la realidad.
Sufro. Creo que todos estamos sufriendo. Por los enfermos. Este virus es terrible. Me ha costado un minuto dar con el adjetivo. Terrible. Busquemos sinónimos.
Espantoso. Aterrador. Terrorífico. Pavoroso. Espeluznante. Temible. Escalofriante. Tétrico. Horripilante. Enloquecedor. Horrible. Apocalíptico. Trágico. Atroz. Cruel. Feo.
Me he dejado algunos. Pero creo que he acertado con lo de terrible. Todos tenemos que morir, y lo sabemos perfectamente, pero hay maneras. Y este virus mata de muy mala manera.
Último párrafo. Las 18:56h. Sabía que era frágil. Sabía que estaba al final de mi vida. Ya son sesenta y a los ochenta creo que no llego. Sabía todo eso. Ahora, además, también sé que lo de pensar en esos ochenta se ha acabado. Ahora pienso en llegar a los sesenta y uno. Año a año. Y siempre pensando que quizá no vea otro (en este mundo).