La decisión de escribir esta entrega fue experimental.
¿Qué surgiría si la mía mente se limitara a describir las sensaciones y pensamientos provocados por el sonido de la lluvia?
En inicio parecía una buena idea, pero la naturaleza decidió otra cosa y la tormenta cesó, la breve capa de granizo acumulada se convirtió en solo recuerdo y la noche inició en completo silencio, al menos al exterior.
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Algunas cocheras en el vecindario están cubiertas con enormes láminas de plástico. Hay casi dos decenas de autos estacionados a lo largo de la calle y las casas, sin excepción, tienen zaguanes y puertas de metal. Imaginarán el escándalo.
En casa los perros dormitan plácidamente. El mayor de ellos hasta ronca sin prestar mayor interés a los relámpagos o sobresaltarse por los consecuentes truenos; de hecho ninguno se inquieta mientras estén secos y cercanos a su humano.
Las mascotas de otros se ponen nerviosos y ladran y aúllan a decibeles inverosímiles para especies tan pequeñas.
Un caso es particularmente curioso. Draco es un enorme Pastor Alemán ya entrado en años, 13 según me comenta su propietaria, y tiene una particularidad con la que los vecinos estamos bastante contentos: avisa cuando va a llover y créame, no falla. Lo hace con lastimeros aullidos y el barrio responde como debe: cierran puertas y ventanas, descuelgan ropa recién lavada, llaman a los hijos y se abrigan.
No es mentira. También dudé de la afirmación cuando me enteraron sobre nuestro experto vecino climatólogo y menuda sorpresa me he llevado.
Era un día hermoso, cálido me atrevería a decir. “¿Será que llueva?”, cuestionó la mujer a este servidor mientras atravesábamos la cancha. “Imposible”, respondí con esa seguridad que solo la ignorancia puede provocar. “Es que Draco está ladrando y ya sabemos lo que significa”, reviró. Sonreí con el comentario y seguí con la rutina. No pasaron ni dos horas y la tormenta llegó con todo poderío para inundar la colonia de abajo. Es lo bueno de vivir en un cerro.
La inundación en esa fecha provocó severos problemas en el sistema de drenaje municipal. Los cuerpos de Bomberos, protección civil y el Sistema de Aguas estatal, no podían atender con la celeridad necesaria tal cantidad de llamadas y quejas. Tardaron horas en solucionar el caos provocado por la sorpresiva precipitación. Por supuesto no era época de elecciones. Para nadie es un secreto que cuando se acercan esas fechas la clase política y sus secuaces se desviven por atender a la gente, por solucionar problemas y, por supuesto, por aparecer en cuanto medio, canal y/o red social se pueda para llenarse de autoelogios y hablar de las buenas decisiones tomadas.
¡Qué pinche asco!
Draco también niega su cariño y rechaza cualquier intento extraño por acariciarle. También es un animal pero, a diferencia de aquellos, sabemos y conocemos que sus ladridos son sinceros y su mordedura seguramente muy dolorosa y por eso lo respetamos. Es una cuestión de instinto y por ello es algo así como el perro de todos y su humana lo sabe, aunque no lo deja salir. Ya una vez se les escapó y casi lo atropella el camión de la refresquera. Por fortuna había llegado la hija con el yerno y fue este quien logró traerlo de vuelta a la seguridad del hogar.
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Qué curioso. Ahora que lo pienso “hogar” es una palabra fuerte porque implica amor, comodidad, disposición, unión y esfuerzo, aunque la lluvia no sabe de condiciones y cae por igual sobre edificios y calles y personas y terrenos baldíos. Arrastra consigo la tierra y la arena de las construcciones. Enloda los pasos y estos ensucian las banquetas y a veces hasta las entradas de las casas con techo, ese que a veces usamos para guarecernos “en lo que pasa”.
Claro, casi lo olvido, también arrastra basura a las coladeras.
¿Y si un día entendiéramos que México es nuestro hogar?, ¿estaríamos dispuestos a limpiarlo?, ¿por dónde habría que empezar?, ¿dónde podríamos disponer de la cantidad de basura que hay en gobiernos, congresos y cortes de “justicia”?
No lo sé.
Por si las dudas hay que comprar jabón, escobas y centenares de trampas para ratas y ratones. Veneno no, porque luego apestan y muy feo. Si de por sí no son nada gratos a la vista, mucho menos los aceptaríamos hediondos. ¿O sí?
Algunos dicen que el hogar es el sitio donde está tu corazón. Quizá sea cierto y un día podría confirmarlo.
La realidad es que, mientras eso sucede, he llegado a una conclusión: soy el único responsable de la limpieza y el orden en el lugar que habito…
Twitter: @aldoalejandro