Agotado. Acabo de llamar a Marleen. Para decirle que he terminado. Para decirle que ha sido duro. Pero ella ya lo sabe. También para ella ha sido duro. 100.000 palabras. Mi obra más larga. En marzo de 2019 verá la luz.
Pongo la segunda cara del A new world record de la ELO. Vinilo. Espero terminar este artículo en los últimos compases del Shangri-la. Nunca una revisión me había cansado tanto. Nunca.
Tal vez ha influido el verano. Es cuando más trabajo tenemos. He tenido que dedicarle a la obra todos los ratos libres de los tres últimos meses. Al ser una novela de 2011, necesitaba mimos de los buenos.
Marleen también la ha revisado. Yo empecé hace tres meses y ella hace quince días, pero hemos terminado al mismo tiempo, como en las películas. Ahora queda leer la maqueta antes de que entre en imprenta.
Queda esa lectura. Imagino que no cambiaré nada. No me gusta tocar el texto maquetado si no es imprescindible. Lo leeré deprisa. Solo para confirmar que todo está como debe estar.
En esta ocasión no publico con Pez de Plata. Me duele, para qué negarlo, pero las cosas son así. Más adelante, quizá, la relación es buena y tengo muchas obras en el cajón.
El Shangri-la acaba de empezar y estoy a mitad de artículo. Tendré que poner el disco al principio. Ahora me estoy acordando de mis amigos. De los personajes. En algún momento estaba más allí que aquí.
Vale, he vuelto a poner el disco. Seguimos. Decía que he llegado a perderme en mi historia. A perderme de verdad. A veces estaba totalmente ausente. Si hubiera vivido solo, me habría dejado absorber.
Tres meses. Todos los ratos libres de tres meses. Con una obra que ya había corregido varias veces. Y ¿para qué? No lo sé. Supongo que estoy enfermo. El otro día me lo dijo alguien con criterio y creo que acertó.
Lo bueno es que en 2019 podré disfrutar de la historia como lector. Una cosa es el original y otra muy distinta la novela. Revisando el original vi mi mediocridad. Pero cuando me ponga con la novela, solo veré magia.
Qué buenos eran estos de la ELO. Cuatro párrafos me quedan. Tengo controlada la extensión del artículo. Página y cuarto. Espero que esta Prodigiosa fuga de Cesia no se parezca a ninguna de mis novelas.
Yo no puedo saberlo. No tengo perspectiva. Sí sé que contiene al escritor que fui y al que soy. He tratado de complementar los dos estilos. La historia estaba escrita, pero había que mimarla, y espero haberlo hecho bien.
El lector se va a encontrar una obra larga que, sin embargo, no tiene relleno. Empecé la revisión con 110.000 palabras y he terminado con 102.000. Aquí vuelve el Shangri-la. Qué pena que sea tan breve…
Marleen, aparte de su revisión, aporta también la relación de personajes. No sé qué haría sin esta mujer. Empecé a escribir al poco de conocerla. Es como si hasta entonces hubiera estado incompleto.