Agradezco a la revista Monolito y a sus editores por la oportunidad que me brindan, junto con el nuevo equipo de trabajo de esta revista, de integrarme y colaborar en este medio. Por lo mismo, me siento comprometido a expresarme siempre con claridad, honradez y sobre todo, con sinceridad. De verdad, gracias…
Ahora hablemos claro. En lo que va del presente año hemos podido ver una serie de movimientos al interior del PAN; su presidente, Ricardo Anaya, se dejó de promocionar en cada spot del partido (así lo había denunciado la propia Margarita Zavala) y al parecer el PAN, por lo menos la mayoría de sus partidarios, se han estado inclinando a favor de la ex Primera dama como posible candidata del partido a las elecciones presidenciales del 2018.
Aún faltan las elecciones internas, pero las tendencias favorecen a la señora Zavala. ¿Cuál es el mayor movimiento sufrido al interior? La desaparición del ex mandatario Felipe Calderón y de su esposa. Así es, la esposa de Felipe Calderón desapareció para darle paso a Margarita Zavala. No estoy diciendo cosas disparatadas, créanme, sino que hablo de un divorcio político.
La imagen del ex mandatario panista (del período de 2006-2012) fue parcialmente borrada de la memoria del partido; a su vez se nos está retirando al olvido.
Resulta claro que, una vez borrada la imagen, ¿quién se acordaría del hombre que declaró abiertamente la guerra contra el narcotráfico, desatando una cruenta guerra? ¿Quién se acordaría que durante su sexenio la violencia desatada se exacerbó de manera catastrófica? ¿Quién se acordaría que, durante su gobierno, varios narcotraficantes “abatidos” resultaron no estar muertos sino que andaban de parranda? ¿Quién recordaría el avionazo que acabaría con la vida de un Secretario de Gobernación (que además aún nos deben los resultados de la investigación de aquel trágico “accidente”, aunque estamos conscientes del motivo del mismo) o la forzada desaparición política del incómodo Gómez Mont?
En fin, parece que sí era necesario extirpar la imagen de Felipe Calderón de la memoria panista, en especial cuando la imagen fuerte del PAN la está teniendo ahora su esposa.
Este divorcio político también le beneficia a Margarita Zavala, después de todo ella tiene que quitarse toda sombra de su marido para evitar ser juzgada por los pecados de Calderón; así mismo para evitar que se piense que su mera campaña no es otra cosa sino hacer que Felipe Calderón vuelva a los Pinos.
Esto es algo que, en lo particular, yo no lo creo. Es cierto que la sombra del ex mandatario pesa mucho, después de todo la sombra parece más de parca que de otra cosa, pero Margarita Zavala tiene, puede y va a mostrar quién es ella realmente.
Tiene que demostrar su capacidad y para ello tiene que hacerlo con su propia imagen. Que una mujer puede llegar a la presidencia, claro que sí. Y para ello es mejor estar sola que mal comparada. No soy panista ni nada de eso por el estilo, pero me parece justo el darle una oportunidad a Margarita Zavala de enseñarnos qué propuestas tiene en mente.
El PAN ha funcionado como un buen mediador en este divorcio; impulsando la imagen de Zavala y ocultando a Calderón (quien apoya a su cónyuge desde atrasito) e impidiendo que se arme un escándalo que pueda quemar la imagen de Margarita Zavala.
Basta con recordar el caso de Calderón-Iberdrola y la infructuosa crítica de un Andrés Manuel. O la ferocidad con la que el Jefe Diego defendió a Margarita Zavala del absurdo Vicente Fox y de sus comentarios que, casi siempre, están fuera de lugar.
Aparentemente este ex presidente (2000-2006) ya ha comenzado a recapacitar, más por miedo que por gusto, por la posición en la que se está colocando la señora Zavala dentro de Acción Nacional.
La figura de esta mujer está teniendo cada día mayor peso; a pesar de no ser la única en levantar la mano para representar al PAN en las elecciones del 2018, su popularidad va en crecimiento porque no se ha manchado las manos. No me estoy robando el lema de campaña de Calderón (“Tengo las manos limpias” pero acabó ensangrentadas), sino que se trata de una postulante con mayor limpieza política.
Así, por más que Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle mantengan sus aspiraciones en alto, la mayoría de los panistas ya tienen el pedestal ocupado para lanzar a otra mujer a la candidatura por la presidencia de México.