Los libros de Elvira Navarro siempre nos ofrecen algo nuevo. En este, la autora homenajea a una escritora olvidada ―a todos los escritores olvidados―, y analiza su sentir hacia dicha autora, hacia la sociedad que fue testigo de sus últimos días. Se trata, a mi entender, de un libro íntimo escrito desde la distancia.
Podría escribir una reseña más, pero me nace otra cosa: ponerme la piel de la autora, experimentar.
Me visto de Elvira Navarro. Quiero escribir una novela inspirándome en Adelaida García Morales. Me pregunto: ¿cómo he de hacerlo? Lo pienso día tras día, mientras leo, y al terminar tengo la respuesta: la escribiré como ella la hubiera escrito, para ella: convertiré a Adelaida en un personaje ausente.
Quiero, de alguna forma, rendirle el homenaje que no tuvo. Pero no quiero homenajearla pomposamente. Tampoco quiero hipocresías. Ni siquiera quiero delicadeza. Lo que quiero es homenajearla desde la realidad. Desde la sinceridad. Intentaré mostrar su verdad. Su esencia.
No narraré en primera persona. Demasiado íntimo. Este homenaje debe ser átono, testimonial, reflexivo. También será un homenaje plural. Dedicado a todos los artistas olvidados. Me identificaré con ella, me estudiaré a través de ella, construiré algo que nos contenga a las dos.
Sí narraré en clave de ficción. Adelaida será mi musa. Su esencia impregnará el texto. También la mía. Mi tercera persona me permitirá acercarme a la autora que me subyugara. Me permitirá explorar nuestra femineidad. Nuestro vínculo. Lo que no pudimos compartir.
La prosa ha de ser austera, directa, rotunda. El tono: crudo, gráfico, incisivo. Hablaré de los vicios personales, de la deshumanización, de las miserias sociales. Los personajes serán cotidianos: la de las horquillas naranjas, la rubia, el psiquiatra, la concejala, la realizadora.
Me nace contar lo que siento. No me nace escribir para otros. Ahora, en este momento, mientras escribo estos propósitos, miro una foto de Adelaida. En esta foto, Adelaida me mira, y su mirada tiene mucha fuerza. Es una mirada dura pero sincera. Es una mirada que intimida. Una mirada de verdad.
El libro contendrá ficción y realidad. Cuando lo termine, será difícil separarlas. El lector debe entender que Adelaida es el origen, la inspiración, el porqué. No voy a escribir una biografía. Ni siquiera una biografía novelada. Adelaida no será protagonista.
Adelaida será numen.
Después de escribir este artículo, me pongo en contacto con la autora para preguntarle:
―Elvira, ha pasado medio año. Tu último libro, este que nos ocupa, que es novela y es ensayo pero sobre todo homenaje, ya es adulto, ya tiene pasado. ¿Qué piensas de este cuarto título? ¿Te ha dado lo que esperabas?
Y Elvira, siempre presta a la colaboración, responde:
―No creo que sea relevante lo que yo piense. Soy de la opinión de Zadie Smith, que en un ensayo que puede leerse en la web Hermano Cerdo dice que los términos de éxito o fracaso para un escritor son íntimos y a menudo no tienen que ver con la buena o mala recepción del libro, sino con la impresión de no haber fallado a una verdad propia que tiene que ver con la coherencia, la honestidad con uno mismo y sobre todo la fidelidad a lo que quiere decirse, que no está separado de la forma, es decir, que no puede reducirse a un mensaje, sino que es el texto mismo. En ese sentido, estoy contenta con el libro. ¿Me ha dado lo que esperaba? No esperaba nada porque Adelaida García Morales era una autora olvidada y pensé que el libro iba, por este motivo, a pasar con discreción. Digamos que era eso lo que esperaba. Me ha dado todo lo contrario, una polémica. No la esperaba ni la deseaba, pero la acepto. Ha sido un aprendizaje, aunque aún me falta distancia para valorar todas sus consecuencias.
Me quedo pensativo unos segundos. Yo también estoy contento con el libro. Me ha acercado a la figura de Adelaida. Me ha hecho reflexionar. Me he sentido bien leyéndolo. Y he disfrutado con la originalidad, con el ingenio, con la maestría del texto. ¿Qué más se puede pedir? Así que le contesto (a modo de despedida):
―Por si te sirve, Elvira: a mí, tu libro, sí me ha dado lo que esperaba.