El pasado 13 de enero, Adrián Calcáneo, especialista de Midstream Petróleo y Gas de la consultora británica IHS Markit, “armó un hilo” en twitter para abundar sobre lo que está sucediendo en México con el desabasto de la gasolina. Una explicación bastante sencilla y accesible para quienes no estamos tan familiarizados con la “cosa económica” y sus infortunadas inherencias.
“A pesar de que la intención es justificable y necesaria, la falta de previsión del gobierno en su estrategia actual habla de ineptitud y poco entendimiento de la industria y el problema. Se pudo hacer mucho más para prevenir el desabasto antes de aventarse así a tapar el sol con un dedo. En política pública los resultados son lo que importa y aquí hasta el momento no se ve positivo”, afirmaba en su cuenta @EAdrianCalcaneo.
Es decir, el desabasto de combustible en el país se debe a la suma de deficiencias de Pemex y la falta de una estrategia previa al cierre de ductos, la mayor y quizá única causa del desabasto, pues a través de estos se mueve muchísimo más producto, de forma más barata y eficiente: “es difícil sin un plan detallado de previsión que, si se cierra el ducto, no haya desabasto sobre todo en un país en el que la falta de almacenamiento te da solo un par de días de colchón”.
Calcaneo señala la falta de visión de Petróleos Mexicanos al no haber construido tanques de almacenamiento: “se acostumbró a que cuando faltaban hidrocarburos simplemente se importaban más sin importar el costo o la estacionalidad con cargo al erario. Es una de las muchas razones por la deuda de Pemex anda alrededor del 97 por ciento de sus activos”. De hecho, afirma que “desde la reforma energética varios grupos privados han invertido en almacenamiento, pero aún es insuficiente. Esto es una muestra de la fragilidad de la cadena logística del país, consecuencia de un tener un solo actor monopolio por más de siete décadas”.
Pero también detalla más causantes, como la disminución en la importación de crudo ligero, el que las refinerías mexicanas sí pueden procesar, por lo que el país pierde la capacidad de aumentar la utilización de las refinerías para producir más gasolina cuando se necesite lo que, sumado al cierre de ductos, se convierte en un “error garrafal” porque se pierde la capacidad de reacción tanto del gobierno como de Pemex.
A ello suma también el tiempo perdido por la descarga de combustible importado, ya que por no haber sitio para almacenamiento se debe llenar casi directamente a las pipas, lo cual toma más tiempo por la falta de previsión para agilizar la recepción y descarga de los barcos que llegan con el hidrocarburo.
Por si la cosa no acababa de ponerse lo suficientemente fea, el especialista afirma que casi dos terceras partes de las pipas de Petróleos Mexicanos están bajo control del sindicato y que de no contar con ellas el desabasto sería mucho peor: “es posible que las pérdidas en la caída de la venta de las gasolinas además de la logística más cara por el transporte en pipas (hasta 14 veces más) haya ya superado las pérdidas del robo. Si se soluciona el problema a largo plazo, esto se compensaría. Habrá que esperar”.
Adrián Calcaneo recuerda que la comunidad financiera no confía en el proyecto energético actual y así quedó comprobado con el fracaso de los bonos de Pemex en Nueva York, lo cual se traducirá “en costos de préstamos mucho más elevados para futuros proyectos” (el tema se detalla con mayor puntualidad en El Economista, https://bit.ly/2FyIpM3: “Ejecutivos de Petróleos Mexicanos viajaron a Nueva York con un mensaje para analistas e inversionistas: la estatal mexicana vuelve a la normalidad luego de años de mala administración. Desafortunadamente, el mensaje no surtió efecto…”).
Quién sabe, quizá algo tenga que ver el hecho de que la paraestatal está entre las empresas petroleras más endeudadas del mundo. No es mucho, apenas 103 mil millones de dólares.
Y no más para rematar, ayer nos enteramos que el General de brigada Eduardo León Trauwitz, ex jefe de la subdirección de Salvaguarda Estratégica de Pemex nombrado por el cuestionado ex presidente peña, está siendo investigado por el saqueo de combustible, huachicoleo pa’que se entienda.
En pocas palabras pues, la empresa mexicana ni fue ni será, al menos no en el corto o mediano plazo, el referente energético que tanto presumieron los estadistas de la pasada administración federal, aunque algo sí es total y absolutamente cierto: Pemex es un pinche cochinero…